Por Mario de Gasperín Gasperín, obispo emérito de Querétaro
A partir del Concilio Vaticano II se despertó una conciencia renovada de llevar el anuncio del Evangelio a los países que, en aquel entonces, comenzaban un proceso acelerado de desarrollo y que causó desconcierto y turbación. El Papa San Pablo VI, atento al bienestar del mundo y de la sociedad, visitó los grandes enclaves del despertar: América Latina, África, las Filipinas, la India, la ONU, Jerusalén. Con la sabiduría evangélica en su mente y el amor de Jesús en su corazón, escribió una carta Encíclica “Sobre el desarrollo de los Pueblos”, en la Pascua de 1967. Adaptamos aquí su “Llamamiento Final” (n.85-87).
❶. Responsabilidad de los fieles laicos: “En los países en vías de desarrollo no menos que en los otros, los seglares deben asumir como tarea propia la renovación del orden temporal… les corresponde, con su libre iniciativa y sin esperar pasivamente consignas y directrices, penetrar con espíritu cristiano la mentalidad y las costumbres, las leyes y las estructuras de la comunidad en que viven” (No 81). + Necesitamos católicos preparados y responsables.
❷. Los católicos ricos. “Pedimos a los católicos de los países más favorecidos, que aporten su competencia y su activa participación en las organizaciones oficiales o privadas, civiles o religiosas, dedicadas a superar las dificultades de los países en vías de desarrollo… ellos deben estar en primera fila entre aquellos que trabajan por llevar a la realidad de los hechos una moral internacional de justicia y de equidad” (Id). + Empresas y capital extranjero debe venir a cooperar y promover, no a explotar ni depredar.
❸. Cooperación ecuménica. “Todos los cristianos, nuestros hermanos, querrán ampliar su esfuerzo común y concreto a fin de ayudar al mundo a triunfar del egoísmo, del orgullo y de las rivalidades, a superar las ambiciones y las injusticias, a abrir a todos los caminos de una vida más humana en la que cada uno sea amado y ayudado como su prójimo y su hermano” (82). + Salvar la dignidad humana superando rivalidades, proselitismo, demagogia, supersticiones, todo extensivo a no-cristianos.
❹. Gentes de buena voluntad: “Hombres de Estado, Delegados Internacionales, Publicistas y Comunicadores todos: ustedes son los constructores de un mundo nuevo. Pido a Dios que ilumine su inteligencia y les dé nuevas fuerzas para poner en estado de alerta a la opinión pública y comuniquen entusiasmo a los pueblos”. + Deben ser vigías, escrutadores de los signos de los tiempos, inteligentes y sabios, no meros empleados de agencias internacionales.
❺. Ejemplos concretos: a) Educadores: “Despierten en la infancia el amor a sus pueblos en la miseria”. + Sin amor no hay redención. b) Publicistas: “Pongan ante nuestros ojos los esfuerzos realizados para promover la mutua ayuda entre los pueblos y el espectáculo de la miseria que los hombres tienden a olvidar para tranquilizar las conciencias. Que los ricos sepan al menos que los pobres están a su puerta y aguardan las migajas de sus banquetes” (No 83). + No hagan del silencio o del disimulo su cómplice.
❻. Sabios. “Es verdad que el mundo se encuentra en un lamentable vacío de ideas. Hago un llamamiento a los pensadores y a los sabios, católicos, cristianos, adoradores de Dios, ávidos del Absoluto, de justicia y de verdad: A ejemplo de Cristo, les ruego con insistencia: ‘buscad y encontraréis’, emprendan caminos que conducen a través de la cooperación, de la profundización del saber, a la amplitud del corazón, a una vida más fraternal a una comunidad humana verdaderamente universal” (85). Si el desarrollo es el nuevo nombre de la paz, ¿quién no querrá trabajar con todas sus fuerzas por lograrlo?” (86).
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 1 de junio de 2025 No. 1560