Santo Toribio Romo, mártir de la Guerra Cristera, sacerdote sensible a la oración y Eucaristía, y patrono de los migrantes, finalmente tendrá su santuario. La capilla dedicada a él en la cumbre del cerro de la Santa Cruz, perteneciente a la Parroquia de San Miguel Arcángel de Huimilpan, Querétaro, será erigida como tal el próximo 21 de junio.
Cada año, miles de peregrinos migrantes visitan el lugar para agradecer la ayuda y compañía de santo Toribio en su trayecto hacia los Estados Unidos. Algunos le atribuyen su cruce exitoso en la frontera, y otros lo señalan como el principal intercesor para obtener su residencia de forma legal.
Mártir y defensor de Cristo Rey
Pero, ¿quién fue Santo Toribio Romo? Fue uno de los sacerdotes asesinados en la Guerra Cristera ocurrida entre 1928 y 1931, cuando el gobierno mexicano prohibió el culto religioso en todo el país. Originario de Jalostotitlán, Jalisco, ofreció su sangre por la paz de la Iglesia, se confesó un miércoles de ceniza de un 22 de febrero de 1928, y los siguientes días trabajó en asuntos parroquiales para poder celebrar misa a escondidas. Pero a las 4 de la mañana del sábado 25, de ese mismo mes, fue asesinado bajo el grito: “¡Este es el cura, mátenlo!”
Su hermana lo recibió en sus abrazos y le dijo al oído: “Jesús, misericordioso, ¡recíbelo! Y ¡Viva Cristo Rey!”. Entonces murió. Aún se conservan las reliquias como la camisa ensangrentada, su diario y sus pantalones.
Una de sus principales oraciones era: “¡Señor! perdóname si soy atrevido, pero te ruego me concedas este favor: no me dejes ni un día de mi vida sin decir la Misa, sin abrazarte en la Comunión. Dame mucha hambre de ti, una sed de recibirte que me atormente todo el día hasta que no haya bebido de esa agua que brota hasta la Vida eterna de la roca bendita de tu costado herido. ¡Mi buen Jesús!, yo te ruego no me concedas morir sin dejar de decir misa, ni un solo día”.
Patrono de los migrantes
Los migrantes describen a santo Toribio como un asistente, como alguien que los acompaña al intentar cruzar “al otro lado”, un acto que la mayoría de las veces resulta agotador y desafiante. Otros cuentan que los asiste con agua al sentirse abatidos por el calor del desierto y, una vez que tienen la oportunidad de regresar a México, hacen una parada obligada en la a capilla del cerro de la Santa Cruz para agradecer. Pero la gratitud no se limita a los relatos, sino que se extiende a la elevación de pequeños altares en su honor.
Además de este futuro Santuario, también existe el Santuario de Santa Ana de Guadalupe en Jalisco; un templo en la ciudad de Mexicali; un altar en Purísima del Rincón, Guanajuato, —este último cuenta con algunas reliquias del santo—; otro más en Agua Caliente y ahora el Santuario de Huimilpan, ambos en la comunidad de Neverías. Tras largos años de trabajo, y por la riqueza y el desafío que representa la población de migrantes para la diócesis Querétaro, el lugar será destinado para pedir y agradecer la protección del mártir, santo y patrono de los migrantes. El lugar podrá usarse, no como albergue sino como un espacio de encuentros espirituales con capacidad para 2 mil personas.
El Albergue Toribio Romo
En 2015 se inauguró en la ciudad de Querétaro el Albergue Migrantes Toribio Romo A.C, una organización sin fines de lucro que brinda asistencia y apoyo a los migrantes en su paso por la localidad. El objetivo es dotarlos de dignidad, hospedaje, alimentación y servicios primarios de higiene.
El albergue cuenta con murales que transmiten esperanza y fe, además de que también ofrece apoyo para niños y adolescentes en tránsito. Ubicado en la colonia San Pedrito Peñuelas, es un espacio seguro, inspirado por los miles de testimonios de indocumentados sobre el sacerdote y mártir, Toribio Romo. La atención que se ofrece es a través del voluntariado y cuenta con especialistas que dan apoyo y asistencia en temas de legalidad, salud, familia y espiritualidad.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 15 de junio de 2025 No. 1562