Por Rebeca Reynaud
La mente catastrofista es la tendencia de una persona a anticipar siempre el peor resultado, aun cuando no hay evidencia objetiva para respaldar esa conclusión.
La catastrofización es imaginar y especular el peor resultado posible, sin importar lo improbable de su ocurrencia, o pensar que la situación es insoportable o imposible de tolerar, cuando en realidad sólo es incómoda o inconveniente.
El doctor Mario Alonso Puig enseña que esta mente catastrofista es muy humana. Hay tendencias que traemos desde la cuna. El doctor Puig reconoce que él tenía esa mente en su adolescencia. Lo que pensamos tiene una expresión en lo que sentimos, y así, se nos seca la boca, sudan las manos, el corazón va más deprisa, y eso viene de un pensamiento. Por ello es importante pensar en positivo.
La angustia puede desorganizar una vida humana, y proyectar la incapacidad para resolver los problemas. También se puede gestionar de una manera adecuada.
La angustia o la serenidad se pueden entrenar, eso tiene un reflejo en el sistema nervioso, se forman nuevas conexiones. También se puede entrenar la negatividad. El pensamiento positivo consiste en la disposición a buscar algo positivo en lo que sucede y mantener la serenidad y la esperanza. La mente es tan fuerte que, por ejemplo, una persona se puede dejar ganar por la impotencia para dejar de hacer algo o para afrontar un reto.
Hay que buscar siempre algo positivo en medio de la dificultad, eso lo lee el cuerpo y, además, favorece que esa persona tenga salud. Cuando una persona cae en la desesperanza, enferma.
Hay alguna persona poco informada que, ante la confesión de una dolencia, una amiga le aconseja: “piensa positivamente y eso se resuelve solo”, y eso tiene consecuencias desastrosas porque esa persona quizás necesitaba consultar a un profesional. Hay que animar a ambas cosas: pensar positivamente y consultar a un especialista.
El “efecto placebo” es el efecto que tiene la mente para hacer cambios a nivel fisiológico y anatómico. Cuando hay una medicina nueva se experimenta, se da, a unos la medicina y a otros, una pastilla de dulce o se les inyecta placebo (sustancia que no tiene efecto farmacológico). La sugestión puede hacer que una persona se sienta mejor con la “supuesta medicina”.
La tristeza ante una pérdida es natural, no es disfuncional. La disfuncionalidad está en la actitud de pensar: “Nunca me recuperaré”, o “jamás cambiaré”. El sentimiento de desesperanza que acompaña a la idea tiene impacto en el cuerpo.
Hay un neurólogo que estudia la enfermedad Alzheimer, y él ha descubierto que ayuda a que el paciente escriba, por ejemplo, cuando lleva un diario, porque es una especie de bálsamo.
Para control ar la mente catastrofista es crucial controlar el pensamiento. Es vital reconocer y desafiar los pensamientos negativos, aceptar la incertidumbre como parte de la vida, enfocarse en el presente, saberse hijo de Dios queridísimo y, buscar ayuda profesional, si es el caso.
Imagen de Manfred Loell en Pixabay