El peligro de ser sacerdote en México

Por Rubicela Muñiz

México es catalogado como uno de los países más peligrosos para ejercer el sacerdocio. El Centro Católico Multimedial (CCM) se ha dedicado a visibilizar y denunciar esta crisis de violencia que golpea a la Iglesia. Para hablar sobre esta realidad y el compromiso de la Iglesia, entrevistamos al Padre Omar Sotelo Aguilar, sacerdote y periodista, director del CCM.

La violencia que marcó a la Iglesia

—Padre Sotelo, usted menciona que un evento en particular lo marcó profundamente. ¿Podría compartirnos qué fue lo que detonó su compromiso en la denuncia de la violencia contra el clero?

—Hace cerca de 15 años, el padre Habacuc Hernández, junto con dos seminaristas, fue asesinado en un poblado cercano a Ciudad Altamirano, en Guerrero. Ese asesinato me marcó muchísimo, porque tanto antes como después de Habacuc, ha habido una serie de crímenes que han puesto a México como uno de los países más violentos para ejercer el sacerdocio.

—Desde el Centro Católico Multimedial (CCM), ¿cuál ha sido la labor principal que han desarrollado frente a esta problemática?

—Desde el Centro Católico Multimedial, aquí en la Ciudad de México, nos hemos dedicado a visibilizar este problema. Sin duda alguna, esta violencia ha marcado a la Iglesia de México, que sigue trabajando para anunciar y denunciar este tipo de situaciones.

La fe frente al peligro

—¿El hecho de denunciar no los pone en riesgo? ¿Cómo lidian con el temor que genera la violencia?

—Ciertamente, denunciar nos pone en peligro, como a muchos de nuestros hermanos mexicanos. Estamos corriendo peligro por la violencia que existe. Sin embargo, nos motiva la oración, la dedicación y el poder hacer algo para tratar de cambiar la realidad que vive nuestro país. Esto nos impulsa a seguir trabajando constantemente.

—Como sacerdote y periodista, ¿cuál siente que es su compromiso en este momento de crisis social y de seguridad en México?

—Hoy tengo el gran compromiso, como sacerdote y como periodista, de seguir ejerciendo una voz profética, una voz que cambie, una voz que pueda hacer mejor las cosas. La violencia que padece México no la necesita y no se la merece. Mi deber es alzar la voz.

El silenciamiento y la desestabilización social

—¿Por qué considera que el asesinato de sacerdotes tiene un impacto tan profundo en las comunidades y en la sociedad mexicana en general?

—El asesinato de sacerdotes en el país ha marcado profundamente a la Iglesia y a México, y su objetivo es callar esta voz porque los sacerdotes son estabilizadores sociales. Al callarlos, desestabilizan las comunidades, porque entra el temor, entra el terror, entra el narcotráfico, la narcopolítica y la narcoviolencia. Sí, hay temor, pero es más grande la fe en nuestro Maestro Jesucristo para seguir anunciando y denunciando estas situaciones que afectan a nuestro país.”

—Finalmente, Padre, ¿qué lo motiva a usted y a su equipo a seguir adelante en esta difícil labor?

—Nuestro motor es ser la voz de los sin voz, ser un puente que nos ayude a llegar a la esperanza, y más en este Jubileo de la Esperanza. Son los motivos que, como sacerdote y como periodista, me impulsan a seguir ofreciendo una palabra que ayude, que redima y que santifique a los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

 

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 9 de noviembre de 2025 No. 1583

 


 

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