Por Arturo Zárate Ruiz
Se suele remarcar que algunos santos lo fueron tras convertirse y vivir al 100% su catolicismo. Lo hicieron san Pablo, san Agustín, san Henry Newman, entre otros. Pero lo usual entre muchos conversos es que no sean perfectos y que se les recuerde más bien por sus hazañas mundanas, o, en no pocos casos, por sus fechorías.
Blas Pascal es con justicia celebrado por sus contribuciones en física y matemática, las que, discúlpenme, fueron para mí una tortura cuando estudiaba preparatoria (a lo más que llegué fue a aprobar de panzazo el curso de álgebra lineal). Fue también un alma muy torturada por abrazar, tras dejar a un lado sus descuidos religiosos, la doctrina de Jansenio, quien, algo así como los actuales Testigos de Jehová, reducía las oportunidades de salvación a unos poquísimos seguidores suyos. Vivió de pleito con los jesuitas, porque, en contraste, gozaban de gran optimismo cristiano.
Xu Guangqi fue un burócrata chino, estudioso de la agricultura, astrónomo y matemático, durante la dinastía Ming. Fue colega y colaborador del jesuita italiano Matteo Ricci, con el que tradujo numerosos textos clásicos occidentales al chino. Divulgó, en China, la obra del gran matemático griego Euclides. Escribió Nong Zheng Quan Shu, uno de los tratados más completos sobre agricultura. Es venerado en la Iglesia Católica, habiendo sido declarado Siervo de Dios por el Papa Benedicto XVI. Su fiesta se celebra cada año el 8 de noviembre.
Floyd Patterson fue uno de los más grandes boxeadores, estadounidense, campeón mundial peso pesado. Ganó su primer título el 30 de noviembre de 1956 contra el púgil Archie Moore. Su categoría había quedado vacante tras retirarse del boxeo el invicto Rocky Marciano. Patterson peleaba en Los Ángeles y se codeaba con estrellas de Hollywood como Frank Sinatra y Kim Novack. Pero era infeliz. Quería a Sandra, una católica. Y la siguió en la fe. Se retiró del boxeo a los 37 años de edad. Patterson llevó una tranquila vida en el retiro. En sus últimos años padeció de Alzheimer y falleció finalmente por complicaciones de cáncer en la próstata.
Mortimer J. Adler fue un filósofo, educador, enciclopedista, autor de divulgación y teólogo laico estadounidense. Como filósofo, se enmarcó en las tradiciones aristotélica y tomista. Impartió clases en la Universidad de Columbia y en la Universidad de Chicago, Presidió el consejo editorial de la Encyclopædia Britannica y fundó el Instituto de Investigación Filosófica. Bajo su dirección, la Britannica publicó la colección de grandes obras de grandes autores.
Bobby Fisher fue un gran jugador de ajedrez, estadounidense, campeón mundial en 1972. Fue perseguido en su país por aceptar retos de yugoslavos. Entonces Yugoeslavia sufría un embargo por parte de Estados Unidos. Todavía en 2004, Ante el riesgo de que fuera deportado, juzgado y encarcelado en su país, se le concedió en Islandia la ciudadanía y un pasaporte, lo que le permitió viajar hasta la capital, Reikjavik, donde vivió hasta su fallecimiento en 2008 por complicaciones renales.
Shirō Ishii fue un médico japonés antes y durante la II Guerra Mundial. Se dedicó a infames experimentos con seres humanos. Se estima que, en el marco de sus programas, podrían haber sido asesinadas directamente hasta 12.000 personas, aunque algunos historiadores cifran las muertes causadas por su Escuadrón 731 entorno a las 200,000. Logró negociar, con Estados Unidos, su inculpación e inmunidad en el Juicio de Tokio a cambio de todos los datos sobre guerra biológica obtenidos de sus experimentos con seres humanos. Casi antes de morir se convirtió, por la gracia de Dios, al catolicismo.
Zena Hitz es una filósofa clasicista —experta en Aristóteles— y escritora estadounidense. Tras su conversión al catolicismo, se ha concentrado en promover una vida espiritual más rica para todos. En su libro Pensativos: Los placeres ocultos de la vida intelectual (2022) aboga por fortalecer la fuerza interior. Ella sostiene que la búsqueda de estatus, prosperidad y todas las distracciones de las redes sociales se realizan a expensas de una existencia valiosa.
 
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