Por Felipe Monroy – VC Noticias

La memoria de la guerra cristera en México –que está cumpliendo un siglo de sus trágicos episodios– se debe hacer “con el corazón” y no reivindicando la agresividad o violencia civil ni la lucha armada, advirtió el obispo de Cuernavaca y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Ramón Castro Castro.

Al finalizar su 119 Asamblea Plenaria, los obispos católicos han exhortado al pueblo de México a “honrar la memoria de los más de 200 mil mártires que entregaron su vida defendiendo su fe” en 1926. Y que, en el marco del centenario de la Ley Calles –cuando se hizo patente “el intento de dominio de un Estado totalitario sobre las conciencias” de los mexicanos– la memoria de los mártires cristianos recuerda a la Iglesia que “ningún poder humano puede reclamar la soberanía absoluta sobre la persona y la conciencia”.

Sin embargo, la forma de honrar a las víctimas inocentes de la persecución y el conflicto religioso, no es mediante las armas ni la violencia:

“Sería una contradicción si nosotros quisiéramos reivindicar la lucha armada; puesto que, una de las principales razones de nuestra pastoral –y como eje fundamental de ella– es la búsqueda de la paz”, dijo el obispo Castro.

El presidente de los obispos mexicanos insistió en que la memoria de la resistencia cristera “absolutamente no sería de ningún modo una reivindicación de una lucha armada; sino considerar lo que [los mártires] han dado, lo que ellos dieron, lo que nos dejan como herencia y las enseñanzas que tenemos para ser auténticos discípulos y misioneros, verdaderos cristianos”.

En este marco conmemorativo, los obispos de México han renombrado a la etapa de persecución religiosa entre 1926 y 1929 –durante la presidencia de Plutarco Elías Calles (fundador del Partido Nacional Revolucionario, antecedente del actual Partido Revolucionario Institucional)–, como la “Resistencia Cristera” y convocaron a que no se realice una “mera conmemoración nostálgica” sino “un examen de conciencia y un compromiso renovado”; especialmente frente a los desafíos actuales de la nación.

Los obispos reconocieron como un “acontecimiento providencial” la resistencia donde los católicos “dieron su vida por una causa sagrada, por la libertad de creer y de vivir según su fe… todos ellos escribieron una página luminosa en la historia de la Iglesia universal y de nuestra patria”.

“No podemos dejar de considerar un aniversario tan importante para la historia de México y de la Iglesia universal”, reconoció el obispo Castro durante la presentación del mensaje al Pueblo de Dios de la 119 Asamblea Plenaria de la CEM ‘Iglesia en México: Memoria y Profecía – Peregrinos de Esperanza hacia el Centenario de nuestros Mártires’ donde se afirma que México es “un país que anhela la paz y que necesita testigos creíbles de reconciliación” y que la Iglesia católica busca un “camino para construir la esperanza… que nace de la fe, se nutre en la caridad y se proyecta hacia un futuro de justicia, paz y reconciliación”.

En el mismo mensaje, los obispos católicos del país enumeraron una serie de “realidades” contexto actual mexicano que no deben ser acalladas como: la persistencia y agravamiento de la violencia en varios territorios; los casos graves y escandalosos de corrupción en los gobiernos; la falta de oportunidades laborales para jóvenes y la crisis económica en los hogares; la descalificación y juicio a las opiniones críticas; el irrespeto a las libertades fundamentales; y la sistemática desestructuración familiar por políticas públicas educativas implementadas sin diálogo y desde ideologías relativización o de confrontación social “que no conducen a nada bueno”.

 


 

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