Por Jaime Septién
A unos días de celebrar el nacimiento de nuestra esperanza, renace también, con fuerza, la presencia de Dios en diversos escenarios del mundo. Escenarios que nada tienen que ver con los tradicionales. Y eso es una buena noticia.
La cantante más reconocida en el mundo de habla hispana –en buena parte del mundo–, la española Rosalía, lanza un álbum con el nombre de Lux. Busca espiritualidad, religiosidad, en un mundo sitiado por el consumo, el odio, la ausencia de sentido. No, no es una homilía: es lo que los chicos de hoy, la famosa “Generación Z” junto con los millennials oyen y asimilan.
También en España una película llamada Los domingos, de la no creyente directora Alauda Ruiz de Azúa, ha llenado las salas. ¿De qué trata? Es el retrato, sin maquillaje soporífero ni insultos solapados sobre la vocación de entrar al convento y hacerse monja de una jovencita de 17 años. ¿Cómo? ¿Es eso posible hoy, cuando lo que toca es el antro?
Por otro lado, el filósofo más influyente de nuestros tiempos, el coreano-alemán Byung-Chul Han irrumpe con su libro Sobre Dios, un finísimo ensayo para pensar con la gran Simone Weil. “Yo siento una profunda amistad –escribe en el prólogo–, una amistad del alma por Simone Weil. Y por eso, casi cien años más tarde, puedo utilizar su pensamiento para mostrar que, más allá de la inmanencia de la producción y del consumo, más allá de la inmanencia de la información y de la comunicación, existe otra realidad más elevada, existe una trascendencia que puede sacarnos de una vida completamente desprovista de sentido, de una mera supervivencia, de la mortificante falta de ser y brindarnos la gozosa plenitud del ser.”
Es la necesidad de trascendencia –que solamente puede llenar Dios hecho hombre– la que está a la vista. Nietzsche, en 1882, lanzó aquella tremenda frase: “Dios ha muerto… Y lo hemos matado nosotros”. Déjenme ser simplista: si las ideologías del poder lo mataron, ¿no estará de regreso en el arte, en el pensamiento, en el corazón tuyo y mío, en el corazón de un mundo cansado de tanta agria desesperanza? Yo creo que sí.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 14 de diciembre de 2025 No. 1588





