Por Gilberto Hernández García |

“¡No debemos tolerar los abusos contra los menores! ¡Debemos defender a los menores y debemos castigar severamente a los abusadores!” Estas fueron las duras palabras que el papa Francisco pronunció el pasado domingo, al terminar el rezo del Regina Coeli en la Plaza de San Pedro.

El Santo Padre dirigió un breve saludo a una asociación italiana llamada “Meter”, que desde 1995, promueve, al inicio del mes de mayo, una Jornada dedicada a los menores víctimas de violencias, contra la explotación, la indiferencia y la pederastia.

Francisco expresó su agradecimiento a dicha asociación, fundada por el sacerdote Fortunato Di Noto, que lleva muchísimos años luchando contra toda forma de abuso de menores, por su compromiso, y lo alentó, junto a sus asociados, para que “sigan adelante con valentía en esta obra”.

Situación insostenible en la Iglesia

La triste realidad del abuso sexual contra los menores de edad ha sido uno de los “frentes de batalla” que el Papa Francisco ha asumido desde el inicio de su pontificado, en continuidad con lo que su predecesor, el Papa Benedicto XVI, alcanzó a hacer.

En marzo de 2014, convencido de que se debe proseguir haciendo todo lo posible para erradicar de la Iglesia este flagelo, Francisco dio un paso muy importante para afrontar la insostenible situación de los abusos cometidos por ministros de la Iglesia: instituyó la Pontificia Comisión para la Tutela de Menores, con el fin de ofrecer propuestas e iniciativas orientadas a mejorar las normas y los procedimientos para la protección de todos los menores y adultos vulnerables, y llamó a formar parte de dicha Comisión a personas altamente cualificadas y notorias por sus esfuerzos en este campo.

El Papa, cuando presentó la iniciativa de esta Comisión, señaló que ella sería un nuevo, válido y eficaz instrumento para ayudarlo “a animar y promover el compromiso de toda la Iglesia en sus diversos ámbitos  — Conferencias Episcopales, diócesis, Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, etc. — para poner en práctica las actuaciones necesarias para garantizar la protección de los menores y adultos vulnerables, y dar respuestas de justicia y misericordia”.

Desde el principio el Santo Padre ha subrayado que “las familias deben saber que la Iglesia no escatima esfuerzo alguno para proteger a sus hijos, y tienen el derecho de dirigirse a ella con plena confianza, porque es una casa segura. Por tanto, no se podrá dar prioridad a ningún otro tipo de consideración, de la naturaleza que sea, como, por ejemplo, el deseo de evitar el escándalo, porque no hay absolutamente lugar en el ministerio para los que abusan de los menores”.

Luego de su visita a México, en el vuelo que lo llevaba de regreso a Roma, el Papa, en respuesta a una pregunta expresa de los periodistas, dijo que la Comisión no está estrictamente reservada a los casos de pedofilia, sino a la protección de menores. Y señaló, refiriéndose al abuso de menores por parte de sacerdotes o religiosos: “Doy gracias a Dios que ‘se ha destapado la olla’, y se necesita seguir destapándola, y tomar conciencia. Y […] quiero decir que esto es una monstruosidad, porque un sacerdote es consagrado para llevar a un niño a Dios, y allí se lo ‘come’ en un sacrificio diabólico, lo destruye”.

De hecho, para hacer conciencia sobre este terrible mal, la Pontificia Comisión para la Tutela de Menores ha propuesto crear una Jornada Universal de Oración por las víctimas de pederastia en la Iglesia, así como una liturgia penitencial. Además, ha puesto de manifiesto la necesidad de recordar a todas las autoridades de la Iglesia la importancia de una respuesta directa a las víctimas.

Hacer conciencia, combatir el mal

El abuso sexual contra los menores y otras personas vulnerables se da en diversos ambientes, particularmente en el hogar, y muchos de los abusadores son cercanos a las víctimas. Otros ámbitos muy frecuentes son las escuelas y los clubes deportivos.

México, según datos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), ocupa el primer lugar a nivel mundial en abuso sexual, violencia física y homicidio de menores de 14 años: 4.5 millones de infantes son víctimas de este ilícito, pero lo más grave es que sólo dos por ciento de los casos son conocidos.

Por su parte, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) señaló en su informe anual 2014 que México registra de los más bajos presupuestos para atender este mal social, sólo uno por ciento de los recursos destinados a la infancia se dedica a la protección contra violencia, abuso y explotación de infantes y adolescentes.

 

 

 

 

 

 

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