Las misioneras agustinas recoletas trabajan para hacer que los jóvenes descubran su misión en el mundo

 

Las Hermanas Agustinas Recoletas de la colonia Lomas de Casa Blanca (Querétaro) llevan más de doce años al servicio de la parroquia del Divino Redentor, misma que operan los Agustinos Recoletos. Entre sus actividades están la pastoral parroquial dando catequesis, la pastoral de enfermos, un comedor de ancianos y algo crucial en la vida de la Iglesia: la pastoral vocacional.

 

TODOS TENEMOS VOCACIÓN

Las actividades vocacionales son para ayudar al joven a descubrir su vocación. Todos los católicos estamos llamados a ser santos, a amar a Dios y al prójimo y a seguir a Cristo y servirlo en los demás. Para esto hay varios caminos: pueden ser el matrimonio, la soltería o la vida religiosa y sacerdotal. Un verdadero acompañamiento vocacional ayuda al joven a descubrir cuál de estos caminos es el que lo hará más pleno.

La hermana Rocío trabaja en la pastoral vocacional en la parroquia del Divino, en estrecha relación con la diócesis y en conjunto con otros religiosos, sacerdotes y laicos. Trabajan a través de los «semilleros de vida». A través de estos grupos se organizan semanas vocacionales en colegios y parroquias y el acompañamiento a los jóvenes, que es fundamental para un buen discernimiento. La finalidad es que en cada parroquia existan grupos de esta naturaleza.

 

EL CAMINO DE LA VIDA CONSAGRADA

Aunque no todos necesariamente están llamados a la vida religiosa o sacerdotal, hay algunos que deciden seguir a Cristo con una entrega total. Después del acompañamiento, si el joven descubre que su camino es la vida religiosa, se le presentan diversas congregaciones y sus carismas para que elija el estilo de vida más adecuado para su vocación. Las Hermanas Agustinas Recoletas cuentan con un centro de formación en Lomas de Casa Blanca.

Actualmente son seis las aspirantes que viven, estudian, oran y conviven en comunidad, provenientes de Guatemala y República Dominicana. La hermana Rocío lleva un intenso trabajo vocacional en esos países. A Guatemala va desde hace ocho años y se queda un mes completo en medio de comunidades indígenas en donde hay mucha inquietud vocacional. Por otra parte, visita República Dominicana desde hace dos años y medio.

Siempre que la hermana Rocío se para frente a un grupo de jóvenes, les dice: «Si verdaderamente quieren ser felices deben preguntarse qué es lo que Dios quiere de ustedes. La vocación ya la tenemos, sólo hay que descubrirla y ser valientes para poder vivirla.

«Hay que pensar que la vocación que Dios nos da no es para nosotros, es para los demás. El matrimonio, la soltería, la vida religiosa y sacerdotal es para servir a los demás, sea cual sea».

Y sobre la vida religiosa, dice: «No es lo común hoy en día. Sin embargo, la característica de los jóvenes que piensan ser religiosas o sacerdotes es que tienen que ser personas normales, no es ser santos y no romper un plato.

«En el caso de las religiosas, deben ser chicas normales que se sepan divertir y que le saquen jugo a su vida. Deben ser capaces de preguntarse si este estilo de vida es el suyo, ser valientes. Ser personas de oración, intentar escuchar a Dios. Ir conociendo a Jesús, si no a quién se va a seguir; esto sólo tiene sentido desde Dios

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