La Conferencia Episcopal de Chile, a través de su Comité Permanente, hizo público este lunes 9 de septiembre, un mensaje a propósito de los 40 años del golpe de Estado, perpetrado por el General Augusto Pinochet, cuya dictadura se prolongó por 17 años. «Un momento doloroso de la historia chilena cuyas heridas no han terminado de cicatrizar», señalan los obispos chilenos.

La Iglesia católica ha hecho un llamado a los chilenos a realizar gestos que «pueden ser vitales para ayudar a sanar heridas y contribuir a una verdadera reconciliación».

El presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, leyó un mensaje para recordar la histórica fecha y mirarla desde la dignidad de la persona humana: «En estas últimas semanas, las causas y las consecuencias de la acción militar de 1973 han sido objeto de diversos análisis. En el actual contexto pre electoral, lamentablemente parecieran más fuertes las recriminaciones y acusaciones que la necesaria autocrítica y gestos de encuentro que el país agradece y valora», señala el documento.

El prelado dijo que «verdad, justicia y reconciliación» son fundamentales en el camino a seguir para sanar heridas. Es el camino que Jesús ofrece para alcanzar una Patria grande de hermanos y hermanas». A la vez, reconoce que «nada justifica los atropellos a la dignidad de las personas cometidos a partir del 11 de septiembre de 1973».

El documento episcopal es contundente al declarar: «La reconciliación no se impone por decreto sino que brota de un corazón misericordioso. Es el camino que Jesús ofrece para alcanzar una Patria grande de hermanos y hermanas. Es nuestra convicción que pequeños gestos personales e institucionales pueden ser vitales para ayudar a sanar heridas y contribuir a una verdadera reconciliación».

«Nos duelen las lágrimas de todos estos años, como dolía a los Obispos el 13 de septiembre de 1973. Ellos pedían respeto. También lo hacemos hoy, 40 años después. Sólo desde el respeto al otro podremos construir de un modo fraterno la memoria, para desde ella poder levantar la mirada y trabajar con renovada esperanza por el porvenir de nuestra patria», señala la declaración.

Y concluyen haciendo eco de las palabras del Papa Francisco: «no es la cultura de la confrontación, la cultura del conflicto, la que construye la convivencia en los pueblos y entre los pueblos, sino esta: la cultura del encuentro, la cultura del diálogo; este es el único camino para la paz»

El perdón, condición necesaria

Ya en conferencia de prensa, el arzobispo de Santiago se refirió al tema del perdón, argumentando que esta acción no es sólo un tema de fe, sino también algo muy humano. En este sentido, señaló que si la Iglesia tiene que pedir perdón, se hace y se debe hacer todos los días.

Respecto a lo ocurrido el 11 de septiembre de 1973, el presidente de la Conferencia Episcopal de Chile recordó que tanto la Iglesia, los obispos y en especial el Cardenal Raúl Silva Henríquez, asumieron una tarea gigantesca de reconciliación y de suplencia a tantas falencias en el camino de los derechos humanos: «Siempre, la medida que el Evangelio nos propone es una medida grande propuesta a personas que somos limitadas. Sin duda alguna se ha hecho mucho. ¿Qué se ha podido hacer mucho más?, ciertamente», afirmó monseñor Ezzati.

En cuanto al papel más específico de la Iglesia en materia de derechos humanos, el arzobispo de Santiago recordó que el Comité Pro Paz y después la Vicaría de la Solidaridad, no solamente han realizado un trabajo directo de atención a las víctimas, sino que también han podido ofrecerles al país una gran cantidad de documentación sobre personas desaparecidas, los que siempre han estado a disposición de la justicia. En este contexto, destacó el servicio que la Iglesia sigue prestando a Chile, al mantener abierto, todos los días ya todas las personas, el archivo de la Vicaría.

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