Por Jorge Traslosheros H. |

El año que terminó será recordado como uno de los más interesantes en la historia de la Iglesia. Sin embargo, 2014 parece que no cantará mal las rancheras. Destaco cinco grandes desafíos.

1.- El reto más importante para los católicos es dar pausa al entusiasmo. Un terremoto llamado Francisco nos trae agarrados del corazón. Ahora debemos ser dóciles para que también sorprenda nuestro entendimiento. La afectividad es importante; pero nunca será suficiente para recorrer largos caminos. El Papa no es la Iglesia, tan sólo su primer servidor, y ahora nos llama a ser misioneros donde Dios nos ha puesto, sin excepciones. Que nadie se llame a engaño. Los católicos seremos los únicos responsables de cuanto suceda. Sin inteligencia no hay futuro, diría Ratzinger.

2.- Este año deben consolidar las reformas a las finanzas del Vaticano y al Instituto de las Obras Religiosas. El nombre del juego es “transparencia”, lo que beneficiará la autoridad moral de la Santa Sede y también del Papa.

3.- Dará inicio la reforma a la Curia vaticana, cuyas líneas maestras señaló Francisco en su discurso del 22 de diciembre. Las personas que ahí trabajen deben mostrar, como muchos ya lo muestran, alta capacidad profesional, auténtica vocación de servicio al Papa y a la Iglesia en su dimensión global y local, así como santidad de vida lo que no descarta pecadores, pero sí corruptos. El G8 ya trabaja en el documento que dará forma a esta transformación.

4.- Se dará cauce a la urgencia pastoral sobre la familia y el matrimonio. Francisco tiene claro que la crisis cultural de nuestra época afecta seriamente ambas instituciones, tan decisivas en la vida social, y que las respuestas pastorales han sido insuficientes. Por eso decidió poner en movimiento a la Iglesia. Tres son los momentos claves: la reflexión en curso motivada por el cuestionario que circula al interior de la Iglesia y que tanto ruido causó en los medios; el sínodo a celebrarse en los próximos meses y; un segundo sínodo en 2015 sobre la base de lo anterior. En suma, se trata de una especie de Concilio Vaticano dedicado al matrimonio y la familia. Hay mucho en juego.

5.- La peregrinación de Francisco a Medio Oriente, con estaciones en Amán, Belén y Jerusalén, afectarán cuatro asuntos de la mayor trascendencia. Uno, el diálogo ecuménico por su encuentro, en la Basílica del Santo Sepulcro, con los patriarcas de aquella región que vio nacer las primeras comunidades cristianas de la historia, cuyo momento crucial será el diálogo entre Bartolomeo I, patriarca ecuménico de Constantinopla, y el Papa. Dos, la ofensiva para la paz encabezada por Francisco cual vocero y servidor de los cristianos de la región, que podría hacer realidad la pretensión de Benedicto XVI de convertir a éstos en los constructores de la concordia y la paz. Tres, terminar con la cruenta persecución de cristianos encendida por las estúpidas intervenciones militares de Occidente. Y cuatro, el diálogo con la comunidad judía, es decir, con nuestros hermanos mayores en la fe.

Ante la magnitud de los desafíos, sobre todo en Medio Oriente, conviene recordar que Palestina siempre ha sido una región de alto riesgo para los cristianos, empezando por Jesús; pero también que fue el lugar donde nuestra historia comenzó, precisamente en el sepulcro vacío ante el cual se reunirán los sucesores de aquellos apóstoles testigos de la resurrección.

jorge.traslosheros@cisav.org
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