«Nadie se salva por sí solo, y todos estamos llamados, a pesar de nuestras limitaciones, a anunciar a los demás la gracia recibida en el bautismo. Somos una comunidad, y vivir juntos nuestra fe no es un adorno, sino algo esencial de la vida cristiana, del testimonio y de la evangelización». Así se expresó el Papa Francisco en la catequesis de este miércoles en la Audiencia General en la Plaza de San Pedro.

El Santo Padre subrayó un fruto muy importante de este Sacramento: «él nos hace transformarnos en miembros del Cuerpo de Cristo y del Pueblo de Dios» peregrinante en la historia. Señaló que «a través del renacimiento de la fuente bautismal, se transmite la gracia, y con esta gracia el Pueblo cristiano camina en el tiempo, como un río que irriga la tierra y difunde en el mundo la bendición de Dios».

Francisco también hizo hincapié en que en virtud del Bautismo los creyentes son  transformados en discípulos misioneros, llamados a llevar el Evangelio en el mundo: «Cada bautizado, cualquiera sea su función en la Iglesia y el grado de instrucción de su fe, es un sujeto activo de evangelización. La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de todos, de todo el Pueblo de Dios, de cada uno de los bautizados. El Pueblo de Dios es un Pueblo discípulo y misionero. Todos en la Iglesia somos discípulos y lo somos siempre, por toda la vida; y todos somos misioneros, cada uno en el puesto que el Señor le ha asignado».

Francisco también enfatizó que nadie se salva solo, puesto que «somos comunidad de creyentes», donde se experimenta «un amor que nos precede a todos, pero que al mismo tiempo nos pide que seamos “canales” de la gracia los unos por los otros, no obstante nuestros límites y nuestros pecados».

Pero insistió en que la dimensión comunitaria «no es sólo un “marco”, un “contorno”, sino que es parte integrante de la vida cristiana, del testimonio y de la evangelización. La fe cristiana nace y vive en la Iglesia, y en el Bautismo las familias y las parroquias celebran la incorporación de un nuevo miembro a Cristo y a su cuerpo, que es la Iglesia»

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