Este domingo 2 de febrero, el Papa Francisco celebró la fiesta de la Presentación del Señor, que rememora el «primer encuentro de Jesús con su pueblo», cuando «los jóvenes María y José, llevaron a su recién nacido», Cristo Luz del mundo, al Templo de Jerusalén, con «¡la alegría de caminar en la Ley del Señor!».

Francisco resaltó que en esta festividad «en el centro está Jesús», que «nos atrae al Templo, a la Iglesia, donde podemos encontrarlo, reconocerlo, acogerlo, abrazarlo».

Durante  su homilía, el Santo Padre resaltó la acción del Espíritu Santo, que llena de vida y regocija a los ancianos profetas Simeón y Ana; además puso de relieve «el encuentro entre la sagrada Familia y estos dos representantes del pueblo santo de Dios. En el centro está Jesús. Es Él quien mueve todo, que atrae a unos y otros al Templo, que es la casa de su Padre». «Encuentro singular entre observancia y profecía».

A propósito de estar celebrando la Jornada de la Vida Consagrada, el Papa señaló que así ocurre también en la vida consagrada. El Encuentro entre los jóvenes y los ancianos, animados por el Espíritu Santo, cuyo signo es la alegría de comunicar y de recibir. Hace bien a los ancianos comunicar a los jóvenes el patrimonio de experiencia y sabiduría. Y a los jóvenes les hace bien recibirlo, «no para guardarlo en un museo», sino para llevarlo adelante, por el bien de la vocación a la vida consagrada, de las familias religiosas y de toda la Iglesia.

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