Felipe de Jesús Monroy | Director Vida Nueva México |
Tuvieron que pasar ocho años para que el empeño por recuperar los órganos del Coro de la Catedral de México concluyera en un programa de festejos por la reinauguración de ambos instrumentos que incluirá, además de las solemnes Celebraciones Eucarísticas, conferencias, conciertos y clases magistrales para compartir a nivel mundial el logro técnico y artístico que se conjuntó en este esfuerzo.
Se trata de un acontecimiento histórico y de orden mundial pues son los únicos órganos gemelos de esta naturaleza en el mundo hispano armonizados para ‘cantar’ al unísono.
Origen de los órganos
Se debe señalar que los órganos son del Coro de la Catedral de México, cuya construcción fue realizada en la última etapa de edificación del templo, entre 1664 y 1667. La ubicación del coro (en la bóveda central, entre la cúpula principal de la planta en forma de cruz latina y la puerta santa) corresponde a lo que generalmente estaba dispuesto en las catedrales españolas, conforme a lo marcado en la Instrucción para Construcción Eclesiástica escrito por san Carlos Borromeo hacia 1577.
Aunque en un inicio se contó con la antigua sillería del coro de la primera catedral de México (1530-1626), el Cabildo Catedralicio ordenó a Juan de Rojas la construcción de una nueva sillería para los ilustres canónigos. Actualmente, es en este coro donde reposan los dos órganos monumentales que miden más de 18 metros de alto.
El primer órgano en concluirse es el ubicado en el lado oriente de la Catedral, lo fabricó Jorge de Sesma en España, llegó a México en 1693 gracias a la intervención del rey Felipe IV. Participaron en él los artesanos Juan de Rojas (armado de la caja) y el maestre Tiburcio Sanz que lo declararon culminado en 1695. Se le conoce también como “El Español” o “De la Epístola”
El órgano colocado en el marco poniente del Coro fue construido en México, su realizador José Nazarre y fue estrenado en 1735. También se le llama “El Mexicano” o “Del Evangelio”. En aquel año, la Gazeta de México del 23 de octubre apunta: «Se hizo entrega de los dos suntuosos órganos de esta Metropolitana, y consta cada uno de primorosa y bien tallada caja de exquisitas maderas; tiene diez y siete varas de alto y once de ancho, y haciendo asiento en la hermosa tribuna llena todo aquél hueco y sube hasta arriba del medio punto que al sitio corresponde; y su formal composición se reduce a un capaz secreto suficiente a que suene por ambas vistas e impelido viento que despiden cinco fuelles de marca mayor, que lo comunican de alto a bajo sin ser vistos ni oídos, por ser contenidos en lo interior y más alto de las cajas, que son tan corpulentas que cada una encierra en lo interior de sus fachadas más de tres mil trescientas cincuenta flautas, de que se forman las armoniosas mixturas de sus flautados, llenos, cornetas, trompetas, clarines, nazardos, ecos, tambores, campanas, cascabeles, violines, flavioletes, bajoncillos y todo lo demás que constituye un órgano con todos sus cabales.»
Funcionaron aparentemente bien hasta aquel fatídico incendio de 1967 que calcinó gran parte del artesonado de ambos órganos, las maderas del Coro y el Altar del Perdón que integran este cuerpo central de la Catedral Metropolitana.
Fue necesaria una primera restauración, realizada en 1975. Las flautas, trompetas y lengüetas fueron reparadas en el taller Flentrop Orgelbow en Holanda; mientras la caja y el artesonado de madera se restauró en México.
Nueva restauración
En 2006 dio inicio un nuevo proyecto de restauración de los órganos. Se comenzó con el órgano del Evangelio y fue patrocinado por Alfredo Harp Helú, a través de Fomento Social Banamex, con una inversión de 15.5 millones de pesos; por su parte, el Instituto Nacional de Antropología e Historia aportó 600,000 pesos. El trabajo concluyó en el 2009 y se anunció la intervención en el órgano de la Epístola, bajo el mismo esquema de financiación. Este marzo del 2014, toda esta labor se ve coronada con su próxima reinauguración. A lo largo del proyecto han intervenido: la Arquidiócesis Primada de México, con el cardenal Norberto Rivera Carrera al frente, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, las autoridades del Gobierno del DF, la Asociación de Amigos de la Catedral, la Comisión de Arte de la Arquidiócesis y el personal de la Catedral Metropolitana.
Es en este marco que el sochantre de la Catedral de México y director del Coro, el sacerdote Felipe Galicia, nos presentó el artesonado y el alma de los órganos monumentales del Coro de la Colegiata de la Iglesia Mayor que datan del siglo XVII. Escribí en estas páginas en aquel entonces: “Recorridos sus rincones como quien camina por la cubierta de un galeón magnífico, herido su cuerpo igual por la inclemencia del tiempo, la tragedia impensable o la bellaquería de truhanes, es notable cómo es fácil dejarse sorprender por lo aparente, las tallas de finas maderas recubiertas de oro, las monumentales flautas plateadas y sus mascarones dorados o la indubitable presencia majestuosa rompiendo el espacio interior del templo. Pero lo visible es accesorio, la verdadera esencia de este instrumento está (literal y figurativamente) en el secreto, en un corazón oculto a lo evidente y cuya función dota de alma al cuerpo”.
Galicia comenta: “la importancia de estos órganos no reside exclusivamente en su historicidad o en su tamaño ni materiales utilizados en su construcción sino en la indudable calidad artística del instrumento para el culto divino -y añade-; a pesar de todo, los órganos no se encuentran en tan mal estado porque somos casi la única Catedral del mundo que continúa utilizándolos diariamente para el Oficio Divino… estos instrumentos se echan a perder si no se usan”.
Incluso antes de la intervención, un órgano era utilizado hasta seis horas diarias y doce en domingo pues siempre han servido al culto de la Catedral y las actividades del recinto: “una vez restaurados los dos instrumentos, lo seguirán siendo y, cuando tengamos los dos, ya podremos utilizarlos como se utilizaron de origen, en las grandes fiestas y solemnidades”, asegura el sacerdote.
La restauración de los órganos la capitaneó el maestro Gerhard Grenzing quien ha intervenido o restaurado más de 250 órganos y otro tanto que ha construido, el segundo al mando, José Roberto Ramírez Vega. Alrededor de medio centenar de músicos y artesanos participaron en las labores de restauración física y mecánica de los instrumentos.
Sin embargo, la labor más delicada de estas restauraciones no se verá, si acaso se percibirá por el oído. Se trata de la armonización y afinación de cerca de 6,000 mil flautas entre labiales, nazardos y lengüeterías que ejecutó Andrés Cea Galán, director de la Academia de Órgano de Andalucía. En una exquisitez sicoacústica ambos órganos estarán afinados a 415 vibraciones por segundo y vibrarán al compás de la música barroca tradicional.
Actos festivos
Los actos por la reinauguración de los órganos de Coro de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México comenzarán con una solemne misa el 2 de marzo a mediodía y con la presentación de materiales y piezas históricas que fueron removidas de los órganos durante los trabajos de restauración.
El lunes 3, el restaurador Gerhard Grenzing ofrecerá una conferencia magistral sobre el proceso de la restauración de ambos instrumentos.
Finalmente del 4 al 11 de marzo, los organistas Andrés Cea Galán (España), Jürgen Essl (Alemania), Pedro Alberto Sánchez (España) y Jesús López Moreno (México) tendrán oportunidad de presentar piezas musicales para uno o dos órganos con la intención de compartir con el público mexicano las capacidades sonoras de ambos instrumentos.
@monroyfelipe