«La Cuaresma es un tiempo “fuerte” de conversión, para vivir con mayor profundidad el bautismo» señaló el Papa Francisco en su catequesis semanal durante la Audiencia General de este Miércoles de Ceniza; y añadió que también «es un tiempo para recobrar la capacidad de reaccionar ante la realidad del mal, un tiempo propicio para convertirnos al amor del prójimo».
Ante miles de peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, el Pontífice invitó a «tomar mayor conciencia de las maravillas que el Señor realiza por nuestra salvación, disponiendo nuestra mente y nuestro corazón para una actitud de agradecimiento hacia Dios, por cuanto nos da y realiza en favor nuestro».
Luego aseveró que vivir plenamente el bautismo nos ayudará a no acostumbrarnos a las difíciles situaciones de miseria, violencia, pobreza o indiferencia de Dios. «Son comportamientos no cristianos y cómodos, que narcotizan el corazón. La cuaresma es un tiempo para recobrar la capacidad de reaccionar ante la realidad del mal; para la renovación personal y comunitaria que nos acerca a Dios; para adherirnos confiadamente a su Evangelio, para mirar con ojos nuevos a los hermanos y a los necesitados; es un tiempo propicio para convertirnos al amor del prójimo; un amor que genera una actitud de gratitud y de misericordia con el Señor, quien “se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza”».
«En este tiempo de Cuaresma, invito a todos a invocar con confianza la ayuda de la Virgen María, para que nos acompañe en estos días de oración intensa y de penitencia, para llegar a celebrar, purificados y renovados en el espíritu, el gran misterio de la Pascua de su Hijo», concluyó Francisco.