Del 4 al 9 de agosto próximo tendrá lugar el Primer Congreso Latinoamericano de Agentes de Pastoral Familiar en Panamá, organizado por el Departamento de Vida y Familia (DVyF) del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), donde el tema central será:  «Familia y desarrollo social para la vida plena». Así lo ha dado conocer el Padre Antonio Velázquez, Secretario Ejecutivo del organismo convocante.

El  padre Velázquez comentó que la realización de este Congreso busca no sólo dar respuesta a la necesidad expresada por los agentes de Pastoral Familiar de América Latina y el Caribe, sino también a las opciones de la Iglesia subrayadas en Aparecida, en donde la Familia es una opción preferencial. «En efecto, en América Latina, en muchas de nuestras familias cristianas, urge fortalecer un sólido discipulado misionero debilitado por el vínculo familiar y social, lo cual está llevando a la sociedad en general a una ausencia de identidad y pertenencia».

A propósito del tema del encuentro, el Secretario del DVyF señaló que «la familia está llamada a ser protagonista de la convivencia social, mediante los valores que contiene y transmite, a través de la participación de sus miembros en la vida de la sociedad (…) Familia y sociedad están estrechamente vinculadas por nexos vitales y orgánicos, en cuanto la primera constituye el fundamento y la fuerza vital de la segunda por su servicio a la vida humana en su totalidad».

«El esfuerzo para alcanzar esta estabilidad familiar atañe principalmente a las mismas familias: para resolver las cuestiones que les afectan directamente. Las familias deben convertirse en ‘protagonistas’ de la vida social, influyendo en las decisiones institucionales, mediante la propuesta de soluciones idóneas y el empeño en que se lleven a cabo. Es, por ello que consideramos necesario en la realización de este congreso ‘relanzar la familia como institución social que media entre el individuo y la sociedad, como elemento socializador, personalizador y educador que fomenta la libertad y la responsabilidad'», concluyó el padre Antonio  Velázquez.

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