Momentos antes de dar un concierto en el municipio de Cadereyta (Querétaro), el cantautor Martin Valverde habló con El Observador sobre la importancia de la música católica, las enseñanzas que nos deja el Mundial y nos revela cómo nació la más famosa de sus melodías.
¿Por qué cantar para Dios?
Tiene que haber conversión. En nuestro caso fue un llamado, siempre le aclaro a los músicos que Dios, en lugar de contratarme, me salvó. Fue una respuesta; en mi caso yo descubro que puedo comunicar el Evangelio como artista desde hace 33 años.
¿Cómo nace «Nadie te ama como yo»?
Es un poco larga la historia pero nace el 9 de febrero de 1990, en pleno concierto. Es una canción que no tuve la delicadeza de sentarme a componerla. Yo creo que me involucré mucho en ese concierto. Al final, puse a la gente a orar, como siempre lo hago, y al terminar estábamos todos hechos pedazos. En la casa donde estábamos hospedados revisamos la filmación. Y a «Play», «Pausa», «Play» la transcribí. Lo importante no es que se trate de una canción de amor, sino que el Amor se hizo canción. Y eso hace la gran diferencia.
¿Cuál es el núcleo de esa melodía?
Cuando le dices a alguien que lo amas, estás esperando que él te diga lo mismo, es matemático. La diferencia con Dios es que Él no te reclama, nosotros sí; cuando Dios te dice que te ama es tan grande su caridad que no te va a a reclamar un «Te amo» a vuelta de correo. El peso de la canción viene siendo una evangelización desde el amor.
¿Qué nos deja el Mundial?
Yo espero que se purifique la cosa, el Papa Francisco ya lo dijo: «Es una época de fiesta». Creo que el mejor mensaje papal a los futbolistas lo dio San Juan Pablo II con el mundial de Italia. Les dijo que los jóvenes no requieren ídolos, reclaman líderes.
¿Qué une a México y a Costa Rica?
Buena pregunta. Creo que nos une un idioma. Aquel país es una de las democracias más sólidas del mundo. Cuando Dios me trae a México me demuestra que México es la cabeza de América Latina, pero que debo llevar desde aquí un mensaje de la paz que trasmite un país sin ejército.
México vive tiempos violentos. ¿Tú música como puede ayudar a contrarrestar esto?
Es medicina. Decía un gran compositor brasileño que la música católica tiene muchas canciones de adoración y alabanza y muy pocas de denuncia y confrontación. Yo, hasta donde he podido, he intentado hacer un balance en eso. Se me hace que entre más se pueda concientizar a los muchachos (sobre lo terrible de la violencia) mucho mejor. Ya de culparlos y decirles que se van ir al infierno hay muchos que se los dicen. Desde la música católica debemos decirles que pueden optar por la vida, que sí vale la pena, que Jesús es la gran diferencia. Es la gran oportunidad de la música católica.
¿Cuál es tu mensaje para los que están pensando en el suicido o el aborto?
El Papa decía que a la Iglesia la hemos hecho una especia de aduana, con muchas broncas para entrar, y no, es un club abierto, nada más tienes que desear entrar. Allí la gran diferencia es Jesús. En tu problema, en tu soledad, en tu lucha y cansancio. Yo te reto a que llames a Jesús, es Dios, está vivo, resucitó. Decía el Papa Francisco que sin Jesús no hay Iglesia, es la base. Llámalo, Él no te juzga, Él cree en ti, Él te espera, Él venció a la muerte. Sólo búscalo.
Por Chucho Picón y Omar Árcega
Esta entrevista se publica en la próxima edición impresa de El Observador (29 de junio de 2014 No. 990)