Por Juan Gaitán |

La Pastoral Vocacional es un trabajo hermoso, pues se trata de ser un medio para que el llamado que Dios hace a cada cristiano sea escuchado con mayor fuerza. Es una tarea para corazones abiertos, valientes, creativos y coherentes.

Sin embargo, hoy es común que se presenten abusos en la práctica del acompañamiento vocacional. A continuación enumero 10 errores que deben evitarse.

1. Pensar solamente en los «números»: Es duro ver las casas de formación y los seminarios vacíos, pero no se debe caer en la tentación de mirar a los jóvenes como números para entregar cuentas. Cada vocación es de valor inmensurable por sí misma, pues se trata de un plan de Dios.

2. Mirar a todos los niños «buenos» con cara de sacerdotes o religiosas: Las semillas se esparcen, se siembra con amplitud, pero no por eso se tiene el derecho a decirle a un joven: «tú tienes cara de cura» o «yo tengo buen ojo para esto y sé que Dios te llama para religiosa». Por más experiencia que se tenga, la escucha del llamado nace del encuentro amoroso con Dios, no del buen ojo del acompañante.

3. No tomar en cuenta las circunstancias: A veces, por querer «asegurar» que un chico o una chica ingrese a la casa de formación, no se toman en cuenta las circunstancias, que son muchas y muy variadas. Un ejemplo sencillo: Un joven se encuentra a un año de titularse de una carrera universitaria y tiene el deseo de concluirla; pero el acompañante le hace sentir que eso sería «negarse al llamado». Más bien habría que considerar lo más conveniente para el joven y para la Iglesia.

4. Decidir por el joven: El discernimiento es un acto personal, aunque acompañado. Es una falta de respeto tomar la decisión por el joven, manipular su conciencia bajo la justificación de que «él (o ella) no sabe qué es lo mejor». Más bien, se debe respetar el ritmo de maduración de cada persona.

5. Presentar la propia comunidad como la mejor y hablar mal de otras: La Pastoral Vocacional es una labor para la Iglesia, no para la propia comunidad. Sería un acto egoísta pensar que la institución a la que se pertenece es la mejor, aun cuando se miran en el joven aptitudes y gustos más bien como para otro tipo de carisma. Hay que saber desprenderse y presentar al candidato, en su momento, los múltiples caminos que ofrece el Señor, para que él pueda discernir por dónde es que Dios lo llama.

Es de lo más común en las diócesis, que en los preseminarios y en el acompañamiento vocacional no se hable de comunidades religiosas para «no perder esa vocación». ¡Nadie es dueño de las vocaciones!

6. Dar verdades a medias, no ser sinceros: En la Pastoral Vocacional se debe ser siempre transparente. Es bueno hablar con claridad del modo de vida sacerdotal y religioso, sin caer en ocultamientos o pesimismos personales. Una práctica inmoral sería, por ejemplo, querer «comprar» a un adolescente mostrándole videos de lo bonitas que son las instalaciones de la comunidad religiosa.

7. Abandonar a los jóvenes a mitad del proceso: Especialmente cuando han discernido que Dios los llama a la vocación laical, o cuando dicen estar interesados más bien en una comunidad religiosa distinta a la propia. Es conveniente realizar procesos completos.

8. Hacer sentir a un joven que su decisión ha sido un fracaso: Esto es más común de lo que parece. Es una actitud inmadura. Hay que tener siempre en cuenta que la vida laical es también una vocación con todas sus implicaciones y que el tiempo dedicado al acompañamiento vocacional de un joven que opta por la vida laical es también un éxito.

9. Obligar a un adolescente a ingresar a un seminario o casa de formación: En los seminarios y casas de formación se encuentran jóvenes que ingresaron por obligación, ya sea de los padres de familia o de algún sacerdote o religiosa. La libertad es una nota esencial para el caminar vocacional.

10. Discriminación: Es increíble que así pase, pero existen casos de discriminación en la Pastoral Vocacional. Es necesario abrir el corazón para saber que Dios llama sin importar ninguno de los criterios humanos.

En conclusión, el anuncio de la Vocación es siempre una Buena Nueva. ¡Qué hermoso que Dios llame a cada cristiano a un camino específico! Pero también es un trabajo arduo y que requiere valentía y madurez. La Pastoral Vocacional debe ser siempre un acompañamiento amoroso y no una cacería.

Si detectas en ti alguno de estos errores es momento para repensarlos en oración, y si conoces a algún chico o chica que es acompañado por alguien que caiga en estas actitudes, es buena idea hacérselo saber a algún sacerdote que pueda ser un apoyo.

 

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