Tres millones de personas mueren anualmente en el mundo por consumir agua contaminada. El proyecto «Aguas de Unidad» aporta soluciones a este problema

Por Gilberto Hernández García |

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi tres millones y medio de personas mueren anualmente a causa del consumo de agua contaminada. Poco menos de dos millones son niños. Estas muertes podrían evitarse con el acceso al agua limpia y a sistemas de saneamiento adecuados,

Hace un par de años el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) llamaba la atención sobre este problema en el informe titulado Más allá de la escasez: Poder, pobreza y la crisis mundial del agua, donde advertía que en muchos de los países en desarrollo el agua sucia es una amenaza infinitamente mayor para la seguridad humana que los conflictos violentos.

Por eso diversas organizaciones se han dado a la tarea de promover el saneamiento del vital líquido como un camino que favorezca la calidad de vida de las personas. Es el caso de Aguas de Unidad (ADU), una organización no lucrativa que trabaja para reducir las enfermedades y muerte relacionadas con el agua contaminada, instalando sistemas de purificación de agua, gestionadas por Iglesias de distintas denominaciones, en comunidades pobres, a las que se les ofrece el líquido a un precio muy bajo.

Sebastián Ovando García, pastor de la Iglesia Presbiteriana y presidente de Aguas de Unidad México conversó con El Observador sobre este proyecto.

¿Cómo nació Aguas de Unidad?

Hace más 10 años la República Dominicana fue devastada por un huracán y lo trágico era que aunque había mucha agua no la había para el consumo humano. Los fundadores de Healing Waters International son una pareja estadounidense que habían estado en la isla como misioneros y cuando vieron el desastre enviaron ayuda, entre ella una planta portátil para purificar el agua y poder regalarla a quien la necesitara. La establecieron en una comunidad llamada La Victoria, en una iglesia de la Asamblea de Dios.

Después que pasó la emergencia se quedó el proyecto instalado y otras Iglesias empezaron a preguntar cómo podrían hacer lo mismo. Sintieron que Dios los llamaba para hacer este ministerio no sólo en Dominicana sino en otros lugares, pero no sabían por dónde continuar.

¿Cómo llegó el proyecto ADU a México?

México fue seleccionado por algunas amistades que los creadores de ADU tenían de tiempo atrás y se recibió la invitación para venir a Chiapas. La primera planta se estableció en 2004 en Berriozábal, en la iglesia presbiteriana La Hermosa; ahora son 23 sistemas en los municipios de Tuxtla Gutiérrez, Chiapa de Corzo, Arriaga, Ixtapa, entre otros.

¿Cómo se selecciona la comunidad beneficiaria?

Hay todo un proceso de selección para determinar si la comunidad y la Iglesia local deben recibir un sistema; este proceso incluye un estudio socioeconómico de la comunidad, el estudio de la calidad del agua, las posibilidades de abastecimiento suficiente, la visión de la Iglesia, de sus líderes, porque queremos que ellos lo vean como un proyecto de servicio no como negocio; que tengan pasión por servir a la comunidad.

Hace algunos años íbamos de ciudad buscando Iglesias y hablando con sus líderes para hablar del proyecto, en este momento ya mucha gente nos conoce y nos invita a sus Iglesias para ver si pueden ser participantes en este ministerio. También hemos recibido invitaciones de otros estados, hasta el momento no hemos concretado, pero el proyecto es llegar a otros lugares de México.

¿Cómo es la participación de las Iglesias y la comunidad?

Tenemos personas que buscan los patrocinios, la mayor parte estadounidenses aunque hay algunos mexicanos. El patrocinio incluye la donación de todo el equipo de purificación y parte de los gastos de construcción. No es nuestra intención construir todo el local y venir a poner la planta sin que la Iglesia local participe, porque creemos que la participación de ella y la comunidad es importante para valorar el sistema como suyo; por eso les pedimos que aporten un pequeño terreno y se hagan cargo de la construcción del edificio que albergará el sistema.

¿Qué seguimiento hay una vez instalado el sistema?

Una vez instalada la planta hay un seguimiento de trabajo junto con un comité de la Iglesia para promover el sistema y que se haga buen servicio; se capacita a los encargados de operación y de administración.

¿Los proyectos son autosustentables?

La intención es que por lo menos el sistema sea autofinanciable y si algo quedara se invierta en otros proyectos para la misma comunidad. Como he dicho el agua se vende a un precio muy bajo; además se regala a las escuelas o a otras dependencias de servicio a la comunidad.

¿Cómo acogen los beneficiarios el servicio de ADU a través de su Iglesia?

Las comunidades siempre acogen muy bien el proyecto por la calidad del agua y el bajo costo; la comunidad siempre está buscando cómo salir adelante con la economía.

¿Cómo han reaccionado las empresas que comercializan el agua en esos lugares?

No pretendemos ser competencia para nadie. Nuestros sistemas son muy particulares, nuestro estilo de administración es que los que quieran consumir nuestro producto tienen que venir al sistema, llenar sus garrafones y llevárselos a su casa; no distribuimos por la calle, de esa manera decimos que no somos competencia para los que distribuyen de casa en casa, pero si hay cierta competencia. Al principio no les gusta, después se tienen que acostumbrar. La comunidad aprecia lo que hacemos y no queremos perjudicar a nadie que se dedique al mismo ramo, pero creemos que es importante beneficiar al mayor número de habitantes.

Por favor, síguenos y comparte: