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Hay una hermosa oración que se conoce como “Oración por la paz” u “Oración de san Francisco” y  que es muy popular en todo el mundo. La rezan tanto cristianos católicos como protestantes, budistas y personas que siguen los más diversos derroteros espirituales. Lo curioso es que aunque se le llame la Oración de san Francisco, él no es su autor, pero sí su inspirador, como ahora veremos.

La Oración por la Paz o de san Francisco, apareció por primera vez en 1913, en una humilde revista francesa que a su vez la había tomado de otra publicación donde no se hacía mención de autor alguno. Sin embargo “saltó a la fama”, tras ser publicada en L’Observatore Romano, el periódico oficial de la Santa Sede, el 20 de enero de 1916; de ahí la tomó el famoso rotativo católico francés La Croix ( La Cruz) secundando una “moda” de muchas publicaciones que imprimían “oraciones por la paz”, puesto que aquellos años eran los de la Primera Guerra Mundial.

A decir de algunos historiadores, en aquellos turbulentos años en todo el mundo cristiano nacían iniciativas de oración para suplicar la paz en el Viejo Continente, que era escenario de una devastadora guerra. En ese contexto el dueño de un periódico francés le había hecho llegar al Papa Benedicto XV varias oraciones por la paz; la mayoría de ellas dirigidas al Sagrado Corazón de Jesús, devoción recientemente introducida en la Iglesia Católica y que había cundido felizmente en toda la cristiandad.  Esta piadosa devoción ponía el acento en el amor incondicional de Jesús, su misericordia y ternura hacia la humanidad.

Ese fue el contexto en que L’Observatore publicó la Oración por la Paz. Desde entonces, poco a poco fue calando en el ánimo de propios y extraños al grado de convertirse en una oración icónica del ecumenismo, que dejaba de ser exclusiva de una Iglesia y se erguía como punte de unión entre las diversas confesiones que rezaban por la paz mundial.

Pero ¿por qué se llamó Oración de san Francisco a esta oración por la paz? ¿Por qué se vinculó al santo de Asís con ella? Resulta que al poco tiempo de que fuera publicada esta oración, un fraile franciscano hizo imprimir la plegaria en unas tarjetas que en el anverso tenían la imagen de san Francisco; además colocó en ellas las siguiente inscripción: “esta oración resume los ideales franciscanos y representa al mismo tiempo una respuesta a las necesidades de nuestro tiempo”, que se convirtió en el indisoluble vínculo entre la oración y el pobrecillo de Asís.

Pero esta asociación no es fruto de una mera casualidad. La espiritualidad de Francisco parece estar como sustrato de esta plegaria. En uno de los escritos del santo podemos leer: “Donde hay amor y sabiduría no hay temor ni ignorancia. Donde hay paciencia y humildad no hay ira ni inquietud. Donde hay pobreza y alegría no hay codicia ni avaricia. Donde hay paz y meditación no hay desasosiego ni disipación. Donde el temor a Dios cuida la casa, el enemigo no encuentra entrada. Donde hay misericordia y discreción no hay abuso ni dureza de corazón”.

En suma, sabemos que esta hermosa oración “no procede de la pluma del san Francisco histórico, sino de la espiritualidad del Francisco de la fe. Él es su padre espiritual y por lo tanto su autor, en el sentido más profundo y abarcador de la palabra”, como dice un teólogo franciscano. Y como san Francisco, la Oración de la Paz, tiene la virtud de unir a todos, independientemente de credos, en un mismo espíritu de paz y amor, como hijos de un solo Dios, hermanos y hermanas en la única familia humana.

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