Por Gilberto Hernández García |

Organizado por la Dimensión de Cultura del Episcopado Mexicano, se realizó en la Ciudad de México el Encuentro Nacional «Educar para una nueva sociedad. Pasión que se renueva», los días 14 y 15 de noviembre, con la participación de académicos, intelectuales, rectores de universidades, encargados de educación, docentes y responsables de educación de Gobiernos de los Estados.

En la inauguración del encuentro, el Cardenal Norberto Rivera, señaló que uno de los retos más importante en México es llegar a los más pobres y desprotegidos con la educación, que es un derecho humano consagrado por la Constitución; sin embargo, dijo, algunos legisladores «andan más preocupados por los derechos reproductivos de los niños y de los adolescentes, que por este derecho fundamental de todo ser humano».

El Arzobispo de México señaló que frente a una cultura que invita a la individualidad, el camino es la educación en la solidaridad, la humanización de la educación. Expresó que en la educación el centro debe ser la persona y que los procesos deben ayudarle a desarrollarse  «en todos sus aspectos para que tenga vida en abundancia». Para eso es necesario que los proyectos educativos tengan como eje transversal el amor.

Por su parte, el Cardenal Francisco Robles Ortega, aseveró que en México no sólo se vive una emergencia educativa, sino una emergencia antropológica, en gran medida resultado del cambio de época, la cual es necesaria entender y atender por parte de todos los sectores de la sociedad: «es fundamental tener en cualquier propuesta académica una clara comprensión de lo que la persona humana es y está llamada  a ser».

El subsecretario del Consejo Pontificio para la Cultura, monseñor Melchor Sánchez de Toca, por su parte, afirmó que en la actualidad nos encontramos en un cambio cultural dado por las nuevas tecnologías: «nos hallamos en un punto de inflexión de la historia, el parto de un nuevo mundo y nos afanamos tratando de saber cómo será».

Reconoció que el cambio cultural  no se produce sin tensiones, y advirtió que las «viejas recetas han dejado de funcionar […] y no serán los técnicos quienes den una solución ante la emergencia que se vive, ni nuevos planes de estudio, sino será un “suplemento del alma”».

Sánchez de Toca puntualizó que «el porvenir de la humanidad está en manos de quienes sepan dar a las generaciones venideras razones para vivir, para esperar». Por eso –abundó–, no se debe olvidar que la misión más importante del cristiano consiste en despertar la búsqueda de Dios: «Mantener viva la pregunta por Dios y la nostalgia que conlleva es el primer paso de la nueva evangelización […] revitalizar la inquietud por la búsqueda de sentido de la vida y de la paz. Para eso se requiere de una lectura crítica del presente abriéndolo a la profecía». Se trata de aprender a estar en la historia, dialogando con la cultura sin perder la propia identidad.

También señaló que la dramática desaparición de 43 normalistas, en el que se junta la corrupción de las autoridades con el crimen organizado, se convierte en una trágica metáfora de la «emergencia educativa»: «han desaparecido unos futuros maestros. El maestro que encarna la apuesta por el futuro de las nuevas generaciones, ha sido eliminado».

En tanto, el rector de la Universidad La Salle, Enrique González Álvarez, señaló que hoy más que nunca se requiere de dar esperanzas a los jóvenes para seguir viviendo, «pues el riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada”» dijo, citando al Papa Francisco.

En conferencia magistral, el arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda, dijo que en México existe la percepción de un exceso de libertad «con manifestaciones descaradas de anarquía» donde no hay límite, lo que ha generado en la población una depresión social que podría llevar a la autodestrucción. Sin embargo, llamó a no caer en el pesimismo, sino a recuperar la libertad con responsabilidad basada en la educación: «Sin educación,  la libertad y el amor pueden desviarse y marchitarse».

En la clausura del Encuentro, en nuncio del Vaticano en México, Monseñor Christophe Pierre expresó que este contexto de cambio de época, de crisis, debe ser para la Iglesia un lugar donde perciba la posibilidad de ir adelante: ser testigos de esperanza. Además urgió a «profundizar la vocación o misión educativa de los laicos dentro del mundo y de la iglesia».

 

 

 

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