El obispo auxiliar de Seattle y presidente de la Comisión para la Migración de la Conferencia Episcopal Estadounidense ,  Monseñor Eusebio Elizondo, ha acogido con satisfacción la noticia de que el gobierno de Obama ha decidido aplazar la repatriación de muchos inmigrantes indocumentados y de sus familias.

“Contamos con una larga historia de acogida y ayuda a los pobres, los marginados, los inmigrantes y las personas desfavorecidas – ha dicho Mons. Elizondo -. Cada día la Iglesia Católica en los Estados Unidos y todas sus estructuras de servicios sociales, hospitales, escuelas y parroquias, son testigos de las consecuencias humanas de la separación de las familias, cuando los padres son deportados y separados de sus hijos o de sus cónyuges. A estas alturas todo el mundo sabe que hemos pedido a la administración hacer todo lo que esté en su poder legítimo, para llevar alivio y justicia a nuestros hermanos y hermanas inmigrantes. Como pastores, acogemos todos los esfuerzos dentro de estos límites para proteger a las personas y para proteger y reunir a las familias y los niños vulnerables”.

En la nota enviada a la Agencia Fides, el Arzobispo de Louisville, Su Exc. Mons. Joseph E. Kurtz, Presidente de la USCCB, ha declarado: “Existe una necesidad pastoral urgente de una visión más humana de los inmigrantes y de establecer un procedimiento legal que respete la dignidad de toda persona, tutele los derechos humanos y sostenga cuanto establece la ley”.

Según las las últimas noticias difundidas por las agencias, ayer por la noche el presidente Obama anunció la firma de las medidas ejecutivas con las que podrán ser regularizados unos 5 millones de inmigrantes indocumentados. “No es una amnistía masiva. Se trata de responsabilidad y de medidas de sentido común”, ha dicho el Presidente al presentar el decreto, que excluye de la repatriación forzosa a los que viven en los EE.UU. Desde hace 5 años o niños han nacido allí, garantizando el permiso de residencia y trabajo

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