Por Fernando Pascual |
Hay personas que cometen delitos. Cada una de ellas, menos en casos excepcionales, posee una nacionalidad, tiene su propio pasaporte. Si varias personas que cometen delitos son de la misma nacionalidad, ¿es correcto pensar que la mayoría de personas de esa nacionalidad son delincuentes?
La respuesta, como resulta obvio, es negativa. El hecho de que personas de una nacionalidad, de una empresa, de un partido político, de una religión, de un club deportivo, o de cualquier otra forma de agrupación humana cometan delitos no significa que todas o la mayoría de las personas de esas agrupaciones sean delincuentes.
A pesar de lo dicho, en muchas ocasiones surgen condenas colectivas contra grupos de personas porque algunos miembros de esos grupos han robado, han matado, han mentido, han estafado, han dañado de mil maneras a otros seres humanos.
¿Por qué se producen este tipo de acusaciones colectivas? Por una cierta manera de pensar, que se repite a lo largo de los siglos, que lleva a despreciar a “colectivos” de modo homogéneo, al acusarlos por lo que hayan realizado personas particulares que pertenecen a los mismos.
Esta manera de pensar puede ser corregida sólo cuando reconocemos que la responsabilidad de los actos recae directamente sobre los individuos que los cometen.
Ciertamente, si un grupo avala ideológicamente un comportamiento delictivo, la pertenencia consciente y libre a tal grupo implica un cierto nivel de participación en el mal cometido.
Pero si muchos miembros de un grupo no conocen ese mal o, de conocerlo, lo rechazarían enérgicamente, hay que respetarles en su inocencia, para concentrar la atención sobre aquellos miembros que sí cometen delitos y sobre quienes los apoyan de algún modo.2
Los delitos no tienen pasaporte. Cada acto individual es imputable a quien lo comete. Reconocerlo ayudará a evitar condenas sumarias y actitudes de intolerancia que han derramado mucha sangre a lo largo de la historia, y permitirá construir sociedades más justas y respetuosas de la vida y la fama de los inocentes.