DESDE LA AZOTEA | Gilberto Hernández García |
Un par de palabras dichas en una correspondencia privada, que se convirtieron en públicas gracias a un medio de comunicación, y «los respingos» no se hicieron esperar. El Papa Francisco se refirió al riesgo de que en su natal Argentina se de una «mexicanización», es decir, que el narcotráfico cause los mismo estragos en el sur del continente como los ha causado en México. El Gobierno de nuestro país dejó ver su «tristeza y preocupación» ante tales comentarios, por muy pontificios que sean, y por medio del Secretario de Relaciones Exteriores se anunció que se hará llegar una nota diplomática para que el líder de los católicos serene sus expresiones y no siga desvirtuando la imagen de esta tierra.
Ante esta reacción cabe la pregunta: ¿Qué es lo que más duele: que se «estigmatice» a México o darse cuenta que, por donde quiera que se le vea, es una realidad que desde hace años ya nos rebasó? ¿No se habrá dado cuenta el gobierno, como de otras muchas cosas que parece ignorar, que en ese «estigma» tiene una gran responsabilidad y contribución, ya sea por su incapacidad para enfrentar el problema, o por descarada colusión?
Ojalá que después de enviar la nota diplomática al Vaticano, por fin, las desacreditadas autoridades nos anuncien que detuvieron a la «Tuta» o desmantelaron a los numerosos carteles de la droga, o que ya cesaron y encarcelaron a los muchos políticos, de todos los niveles, que viven en amasiato con el crímen organizado, para que los millones de ciudadanos que no confían en sus representantes y están hartos de la situación, ya no «estigmaticen» al país con sus reclamos y protestas.