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En el mundo hay alrededor de 300 mil niños soldado, una situación que afecta a los menores de 18 años que forman parte de cualquier fuerza armada y en las labores que sean, no sólo empuñando un arma o en la primera línea de fuego, sino que también hay cocineros, mensajeros, porteadores, espías y, especialmente las niñas, esclavas sexuales. Ante esta realidad y el número creciente de conflictos armados en el mundo, sólo cabe decir: «NO» a los niños soldado.

Hay miles de niños y niñas, especialmente en África, que combaten en el frente. La pobreza, la desestructuración familiar, la exclusión de la vida escolar, los malos tratos, el abandono y los secuestros son las principales causas que llevan a estos menores a vivir esta situación que les roba la infancia y les destroza la personalidad.

Además, grupos terroristas como Boko Haram o Estado Islámico están utilizando a los menores como escudos humanos y para realizar atentados suicidas. También los obligan a cometer asesinatos y decapitaciones públicas. Las ONG y las instituciones que velan por la infancia estiman que en la actualidad 50 grupos armados de 19 países y ocho gobiernos continúan reclutando o utilizando menores en las hostilidades armadas internas.

Aunque a pesar de que la concienciación de los estados y de los organismos internacionales cada vez es mayor frente a esta lacra, según Naciones Unidas el incremento de los conflictos armados en los últimos años ha producido también un aumento de menores utilizados como soldados en distintas partes del mundo. Siria, Malí, Nigeria, República Centroafricana, Afganistán, India, Irak, Chad, Costa de Marfil o Sudán del Sur son sólo algunos ejemplos.

Los misioneros salesianos tienen experiencia en el trabajo con estos menores en Sierra Leona, República Democrática del Congo o Colombia. Son países donde los niños, niñas y jóvenes que han pasado por esta traumática experiencia han tenido una segunda oportunidad a través de la educación y de las oportunidades de formación que ofrecen los centros de Don Bosco.

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