Por Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Acapulco |
El próximo 11 de febrero, celebraremos en la Iglesia la Jornada Mundial del Enfermo. En esta ocasión el Papa Francisco nos propone meditar la expresión del Libro de Job: “Era yo los ojos de ciego y del cojo los pies” (Job 29, 15), desde la perspectiva de la “Sabiduría del Corazón”.
La Sabiduría del Corazón, señala el Papa, es la “actitud infundida por el Espíritu Santo en la mente y en el corazón de quien sabe abrirse al sufrimiento de los hermanos y reconoce en ellos la imagen de Dios”. Y en este sentido, son los ojos de quien no puede ver y los pies de aquellos que han quedado paralizados por las fuerzas del mal. “La Sabiduría del Corazón es Servir al Hermano”. Es la capacidad y la audacia de estar al servicio de los que sufren, lloran y gritan de dolor y sufrimiento. Es estar junto al enfermo, del que tiene necesidad y de aquel o aquellos que necesitan ayuda. “La Sabiduría del Corazón es estar con el Hermano”. Es dedicar tiempo al enfermo, acompañarlo en el proceso de su enfermedad y mostrarle nuestra cercanía y afecto. “La Sabiduría del Corazón es Salir de Sí hacía el Hermano”. Es salir de la comodidad, del egoísmo de nuestro tiempo y de los prejuicios que nos llevan ahogar la urgencia de servir y ayudar a los que sufren. El Papa subraya que Salir ha de ser en este tiempo una Absoluta Prioridad. “La Sabiduría del Corazón es ser Solidarios con el Hermano sin Juzgarlo”. Las etiquetas y la estigmatización de los enfermos enferman el corazón y nos impiden vernos y ayudarnos como hermanos.
Quiero animar a todas las personas que caminan en la vida con el peso de alguna enfermedad. Recuerden que el dolor y la enfermedad, vividas desde la fe, son fuentes de paz y esperanza. Me dirijo también a todos los agentes de Pastoral de la Salud de la Diócesis y a los Ministros de la Eucaristía, que cada semana se acercan a los enfermos y a sus familias: Gracias por tan noble servicios que prestan a la Iglesia. Que Dios les pague. A los Profesionales de la Salud: “Vean en sus Pacientes el Rostro Sufriente de Cristo”. A todas y a todos gracias.