Por Francisco Xavier Sánchez |
A propósito del día internacional de la mujer, comparto esta reflexión sobre la figura bíblica de Eva, a quien yo llamo el prototipo del ser humano perfecto. ¿Por qué? Porque en el recito bíblico de la creación se nos presenta como la obra más acabada de Dios.
El segundo relato de la creación del ser humano narrado en la Biblia es más extenso. El primero no da muchos detalles. Sólo se nos dice en un versículo que: “Creó pues Dios al ser humano, a imagen suya lo creó, macho y hembra los creó” (Gn. 1, 7). El segundo relato es más extenso y nos da más información técnica (sobre los materiales que Dios empleó), al igual que ética y espiritual sobre la primer pareja creada por Dios. “Entonces Dios formó al hombre con polvo del suelo e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente (…) Luego dijo Dios: “No es bueno que el hombre esté sólo. Voy a hacerle una ayuda adecuada. (…) Entonces Dios hizo caer en un profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió. Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con carne. De la costilla que Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre. Entonces éste exclamó: “Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha sido tomada.” (Gn. 2, 7. 18. 21-23). Algunas remarcas:
- Un ser humano completo (hombre o mujer) debe reconocer en él la presencia de tres elementos que los constituyen: tierra (polvo), soplo (aliento) y costilla. La tierra es nuestro cuerpo, es la parte visible que mostramos a los demás, nuestra materia. Un cuerpo al que hay que cuidar, pero que sin embargo es perecedero, del polvo viene nuestro cuerpo y al polvo va ir a parar. El soplo es la parte espiritual de nuestro ser, el alma y el espíritu. Es la capacidad de reflexionar y de trascender más allá de nuestro cuerpo. Adán ya estaba casi completo (cuerpo y alma) pero le faltaba algo.
- Dios lo hace caer en un profundo sueño. Aún antes de que Freud hablará sobre la importancia de los sueños para la manifestación y liberación de nuestro inconsciente, la Biblia ya les concede gran importancia a los sueños. ¿Qué es lo que más soñamos? Aquello que anhelamos profundamente. Eva (la mujer) es el sueño del hombre (Adán). “No es bueno que el hombre esté sólo”, dice el Señor. El complemento en el hombre es la mujer. Y como veremos más adelante no sólo se trata del mujer en tanto que sexo femenino, sino: 1). de cualquier otro ser humano, y 2) del aspecto femenino que Dios ha querido despertar en el hombre. A un Dios dual hombre-mujer (como ya lo pensaban nuestros antepasados en Mesoamérica) corresponde un ser humano dual (ni 100% macho ni 100 % hembra) sino equilibrado entre el vigor y la ternura.
- El primer trasplante de órganos está narrado en la Biblia. De la costilla de Adán, Dios forma a la mujer, tapando el agujero del hombre con carne. Nuestro cuerpo no es finalmente para nosotros sino para los demás. Hemos sido creados para compartir nuestra costilla, nuestras manos, nuestros ojos, etc., es decir nuestra vida misma con los otros.
- El ser humano perfecto es Eva, porque está hecha de la alteridad, costilla, del otro. El ser humano perfecto es aquel que reconoce que está en deuda con los demás. Yo por ejemplo para escribir estas líneas necesité de las personas que inventaron la computadora, de los maestros que me enseñaron a leer y a pensar, de mis padres, en fin, de Dios mismo que me permitió nacer.
Me parece que la idea de haber creado a Eva al final –en el recito bíblico narrado en Génesis– es para mostrarnos que todo ser humano debe convertirse en una nueva Eva (aunque seamos hombres). En reconocer que hemos sido creados gracias a Dios (tierra y soplo), pero también gracias a la ayuda de otros (de muchas costillas) que nos han permitido ser lo que ahora somos.
La feminidad no se reduce a la dimensión sexual, es un estilo específico de ver la vida y de situarse en el mundo. Al mundo machista y bestial que ahora vivimos le hace falta despertar más el lado dulce y tierno de la feminidad.