El noviazgo, el tiempo llamado a sentar las bases de un proyecto de amor asumido con plena libertad y conciencia, ha sido el tema de la catequesis del Papa Francisco durante la audiencia general de los miércoles.
»La alianza de amor entre el hombre y la mujer, alianza para la vida -explicó el Pontífice- no se improvisa, no se hace de un día para otro, no existe el matrimonio express:Hay que trabajar sobre el amor, hay que caminar. La alianza del amor entre el hombre y la mujer se aprende y se afina… Es, osaría decir, una alianza artesanal . Hacer de dos vidas una sola, es casi un milagro de la libertad y del corazón, confiado a la fe. Tenemos que esforzarnos más en este sentido porque nuestras «coordenadas sentimentales» se han vuelto confusas. Los que pretenden todo e inmediatamente, después ceden de todo e inmediatamente frente a la primera dificultad o a la primera ocasión… El noviazgo canaliza la voluntad de mantener juntos algo que nunca puede comprarse o venderse, traicionarse o abandonarse, por muy tentadora que sea la oferta».
Francisco recordó en este sentido la obra del escritor italiano Alessandro Manzoni, »Los novios», invitando a todos a leerla porque es »una auténtica obra maestra donde se cuenta la historia de unos novios que han sufrido tanto, han recorrido un camino lleno de dificultades hasta llegar al final, al matrimonio. No os olvidéis de esta obra maestra sobre el noviazgo…Leedla y veréis la belleza y el sufrimiento pero también la fidelidad de los prometidos».
»La Iglesia, en su sabiduría, mantiene la distinción entre ser novios y estar casados, – no es lo mismo- sobre todo ante la delicadeza y profundidad de esta verificación. No tomemos a la ligera esta sabia enseñanza, que también se nutre de la experiencia del amor conyugal felizmente vivido. Los símbolos fuertes del cuerpo tienen las llaves del alma: no podemos tratar los lazos de la carne a la ligera, sin abrir alguna herida duradera en el espíritu», continuó el Santo Padre, observando que, sin embargo, »la cultura y la sociedad actuales se han vuelto algo indiferentes a la delicadeza y la seriedad de este pasaje. Por otro lado, no se puede decir que sean generosas con los jóvenes que tienen la seria intención de tener una casa e hijos. De hecho, a menudo se les plantean mil obstáculos, mentales y prácticos».
También los cursillos prematrimoniales son una expresión especial de preparación que brindan a los novios la oportunidad, a veces única, de »reflexionar sobre su experiencia en términos que no son banales». »Sí, muchas parejas están juntas desde hace mucho tiempo, tal vez incluso en la intimidad, a veces conviven, pero no se conocen verdaderamente -observó el Papa- Por eso hay que volver a valorar el noviazgo como un tiempo de conocimiento recíproco y de compartición de un proyecto…. Y centrándose también aquí en lo esencial: en la Biblia, para descubrirla juntos, de una manera consciente; en la oración, no sólo en su dimensión litúrgica, sino también en la doméstica… en los sacramentos… con que el Señor viene a morar en los novios y los prepara a acogerse uno a otro «por la gracia de Cristo»; y en la fraternidad con los pobres y los necesitados, que nos lleva a la sobriedad y a la compartición. Los novios que se comprometen así crecen y todo esto lleva a preparar una hermosa celebración del matrimonio de una manera diferente, no mundana sino cristiana».
El Papa invitó a los novios a decirse uno a otra las palabras del profeta Oseas que habla de la alianza de Dios con su pueblo, haciéndolas propias: »Yo te desposaré conmigo para siempre, te desposaré conmigo en justicia y en derecho, en amor y compasión, te desposaré conmigo en fidelidad y tu conocerás al Señor». »Que cada pareja de novios- dijo- piense en ello y se digan : »Haré de ti mi esposo, haré de ti mi esposa». Esperad ese momento; es un camino que se recorre lentamente, pero es un camino de maduración. No hay que quemar las etapas; se madura paso a paso»
Por eso, »el tiempo del noviazgo puede convertirse realmente en un momento de iniciación.. a la sorpresa de los dones espirituales con los que el Señor, a través de la Iglesia, enriquece el horizonte de la nueva familia que se prepara a vivir en su bendición».
Al final, Francisco pidió a los miles de fieles que llenaban la Plaza de San Pedro que rezaran a la Sagrada Familia por los novios para que comprendan la belleza del camino que recorren hacia el matrimonio. Y a los prometidos los saludó con un »¡Buen camino de noviazgo!»