“Salvar la esperanza”, ser “puentes” de fraternidad, honestos, responsables y verdaderos operadores de paz, pero por debajo venden las armas”. Son las recomendaciones del Papa a los jóvenes, en el último e intenso encuentro antes de volver a Roma, con unos 800 jóvenes de Sarajevo, reunidos en el Centro juvenil diocesano S. Juan Pablo II. Un encuentro que, como ya fue en la catedral con los sacerdotes, se vio a Francisco entregar el discurso que había preparado y responder libremente a las preguntas de 3 jóvenes. Las respuestas están espaciadas por el “elegir cosas que hacen bien”, en el usar programas televisivos y computadoras, a la vocación de los jóvenes en construir puentes y no muros, en el obrar por la paz.
En el discurso que había preparado, además, el Papa recomendaba a los jóvenes a “salvar la esperanza”, enfrentando los desafíos de este nuestro tiempo, “que son ciertamente desafíos materiales, pero antes se refieren a la visión del hombre”, sin ceder “a la tentación de la fuga, de la evasión, encerrándose en una actitud de aislamiento egoísta, refugiándose en el alcohol, en la droga, en las ideologías que predican el odio y la violencia”.
Preguntas espontáneas
Una chica, voluntaria del centro, después preguntó al Papa cuál era su mensaje de la paz para los jóvenes de Bosnia-Herzegovina.
«Un poco en esta respuesta repito las cosas que dije antes, pero todos hablan de la paz. Algunos potentes de la tierra hablan cosas hermosas sobre la paz, pero por debajo venden armas. Yo espero de ustedes honestidad, pero honestidad entre lo que piensan, lo que sienten y lo que hacen. Las tres cosas juntas. Lo contrario se llama hipocresía. Hace muchos años, yo vi una película sobre esta ciudad. No me acuerdo del nombre, pero la versión alemana que vi era “El puente”, no sé cómo se llame en su lengua. Y vi ahí cómo el puente siempre une, pero cuando el puente no se usa para ir uno hacia el otro, sino que es un puente prohibido, se convierte en la ruina de una ciudad, en la ruina de una existencia. Y por ello, de ustedes yo espero, de esta primera generación después de la guerra, honestidad, unión, hacer puentes y dejar que se pueda ir de una parte a la otra de los puentes. Y esto es fraternidad».