Por Francisco Xavier SÁNCHEZ |
Antes de iniciar el nuevo ciclo escolar pasé tres días en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, lugar en donde nací, para visitar a familiares. Yo había escuchado hablar del mosquito “Chikunguña”, que está causando estragos en varios estados del país, pero no me imaginaba su gravedad. Por otra parte ha sido algo muy positivo la inconformidad de la población ante la imposición que el PVEM quiere hacer del próximo presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez.
Se le llama chikunguña a un mosquito que llegó probablemente de África (el primer caso se registró en Tanzania en 1955), y su nombre viene del idioma bantú de Tanzania y quiere decir “retorcerse, o doblarse”, por la manera en que afecta las articulaciones de la persona que ha sido picada por el mosquito.
Es extraordinaria la capacidad de estos pequeños animalitos. En un cuerpo tan diminuto tienen el virus que puede llegar incluso a matar a seres humanos. Hay veces que podemos pensar que los animales grandes como los leones, tigres, etc., son los más peligrosos y temibles; sin embargo una buena parte de la humanidad ha muerto por piquetes de mosquitos.
Nuestro país está siendo gobernado por grandes monstruos (llamados por algunos dinosauros) que se han ido adueñando de nuestro país desde hace tiempo. El Partido Verde Ecologista de México (PVEM) es a mi parecer uno de los más peligrosos depredadores surgidos en nuestro país en los últimos años. Nuestro país está lleno de grandes monstruos capaces de matar para saciar su sed de poder. Prueba de ellos son los asesinatos a periodistas desde que llegó el gobernador Javier Duarte al Estado de Veracruz.
Ante la presencia de estas grandes bestias de poder es importante no desanimarnos. Un mosquito es muy pequeño y pasa prácticamente desapercibido a nuestros ojos, sin embargo es capaz de causar muerte. Para que México pueda vivir necesitamos dar muerte al sistema político que se nos ha impuesto desde hace casi un siglo. Cada persona tiene una gran fuerza y potencial si logra despertarse y dejarse contagiar por el “virus de la justicia”.
En un Estado como Chiapas que parecía tan apático políticamente, me ha causado gran alegría y esperanza el ver toda la movilización social que se está haciendo en inconformidad por la imposición de Fernando Castellanos (del PRI-PVEM) como presidente municipal de Tuxtla.
Aún nos queda mucho por hacer prácticamente en todos los Estados de nuestro país, por tener un país realmente justo. Sin embargo no nos desanimemos y no desvaloremos todo lo que varias personas como “mosquitos del bien” están haciendo desde sus trincheras.