“Dando de comer al hambriento, de beber al sediento, da lugar al necesitado, viste al desnudo y visita al enfermo. Socorre al que está preso, perdona al que te lastimó, consuela al que esta triste, ten paciencia con los demás y especialmente, pide y ruega a nuestro Dios”, enfatizó el Papa Francisco en su homilía durante la misa que ofició en la Basílica de Guadalupe.

Un llamado muy importante para que los mexicanos se involucren a transformar las realidades que aquejan al país, sin embargo en la encuesta realizada por el IMDOSOC, “Creer en México” encontramos que el 94% de la población religiosa manifiesta no participar actualmente en ninguna organización social y del 5% que sí participa, el 34% lo hace en un grupo de la iglesia.

Por lo que hacemos un llamado a todos los mexicanos a no dejar pasar estas palabras del Papa Francisco, de ver por los más pequeños, los más desprotegidos “mirar a los pequeños como María se hizo presente al pequeño Juanito”. Y despertar “la esperanza de los pequeños, de los sufrientes, de los desplazados y descartados, de todos aquellos que sienten que no tienen un lugar digno en estas tierras”.

Destacamos la sensibilidad del Papa Francisco para manifestarse cercano a las realidades que aquejan a nuestro país como lo es la violencia: “Dios se acercó y se acerca al corazón sufriente pero resistente de tantas madres, padres, abuelos que han visto partir, perder o incluso arrebatarles criminalmente a sus hijos”.

Desde el IMDOSOC atenderemos el llamado y  trabajaremos por “los jóvenes sin futuro expuestos a un sinfín de situaciones dolorosas, riesgosas”, “los ancianos sin reconocimiento, olvidados en tantos rincones”, y por “tantos rostros que salen a nuestros caminos” para así consolar tantas lágrimas de las personas que sufren.

Queremos destacar que durante esta misa en la Basílica de Guadalupe, el Papa Francisco también nos brinda un mensaje esperanzador y nos llama al silencio, “son tantas las situaciones que nos quitan la fuerza, que hacen sentir que no hay espacio para la esperanza, para el cambio, para la transformación”; es decir nos motiva no sólo a hacer ruido, si no a preguntarnos en silencio ¿qué estamos haciendo mal? Y ¿qué debemos hacer para transformar nuestras realidades? La respuesta estará en cada uno de nosotros.

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