Por Antonio MAZA PEREDA | Red de Comunicadores Católicos |

Es interesante ver cómo fueron cambiando algunos medios, algunos segmentos de la sociedad, conforme avanzaba la visita pastoral del Papa Francisco. Al no ver satisfechas sus expectativas, perdieron el piso y empezaron a atacar al Papa. De muchos modos. Desde los infaltables «Memes» hasta los sesudos editoriales.

Es claro que cada quien tenía sus propias expectativas respecto a la visita del Papa. Algunos esperaban que viniera a regañar. A regañar a la presidencia, a las autoridades judiciales, a los empresarios, y a otros muchos sectores. Otros, los típicos medios amarillistas, esperaban declaraciones tronantes y sensacionalistas, de esas que venden muchos periódicos.

Ya le habían puesto adjetivos calificativos al Papa. Un Papa revolucionario, un Papa innovador, un Papa reformista, en algunos sectores. Un Papa dulce, un Papa conciliador, un Papa que tiende puentes, según otros sectores. Claramente, el Papa no se deja etiquetar con facilidad. Y por una buena razón: porque es muy auténtico y no vino en esta gira para ganar popularidad ni para él ni para la Iglesia.

En términos generales, para algunos medios el análisis siempre se hace en términos de oposición. Imbuidos con el método dialéctico, están siempre buscando la tesis, la antítesis y la síntesis. Y al interpretar las cosas de esa manera, ciertamente llegan a conclusiones sesgadas. Por ejemplo: si el Papa no se refiere al tema de Ayotzinapan, entonces quiere decir que está apoyando la versión oficial, «verdad histórica», de las autoridades mexicanas. Si el Papa no excomulga a los narcos ni a los corruptos, quiere decir que está de acuerdo con esas posiciones. Ésas y otras barbaridades son los que resultan cuando se quiere ver todo en términos de lucha, en particular de lucha de clases. Claramente el Papa aludió a todos esos temas, pero no con la suficiente fuerza como para dar gusto a algunos sectores.

Para el católico promedio, probablemente lo más interesante es ver en esta visita cuáles han sido las prioridades que el Papa ha señalado. Una mayor cercanía de los obispos a su grey. Esforzarse por crear más oportunidades para todos. Reconocimiento y apoyo a los 10 millones de indígenas, y en particular el reconocimiento de los valores de su cultura. El apoyo a la familia, a más de 30 millones de familias y sobre todo a la pareja. La advertencia de los jóvenes en cuanto a donde están los verdaderos valores que les convierten en una riqueza para el país. A los sacerdotes, tener como prioridad la oración y no caer en la tentación del conformismo. La humanización en el trato a los presos y el enfoque en su rehabilitación. El apoyo a los migrantes, y respeto de sus derechos humanos. Y, por encima de todo, la gran insistencia en la oración confiada y continua a nuestro Padre mediante la Virgen de Guadalupe. Unas prioridades que trascienden a sus destinatarios, porque son para todos los católicos.

Una agenda muy diferente de la que marcaban los medios y, tristemente, algunos grupos católicos. No hubo un exorcismo para el país. No hubo excomuniones fulminantes. No hubo un ataque a las autoridades constituidas. Y en esto, creo yo, está tal vez el mensaje más importante que nos manda el Papa. Porque su mensaje se ha centrado en establecer prioridades. Con símbolos, con su presencia, el Papa nos ha dicho cuáles son los temas que más importan. Y esa es una enseñanza invaluable. Ante un mar de opiniones, ante la enorme confusión que nos dan multitud de sentires, no generalmente bien sustentados, es importante que tengamos claras nuestras preferencias. Para el católico de pie, para el presbítero, para el obispo, las prioridades son siempre importantes. Porque son el modo de tomar decisiones frente a situaciones conflictivas. Porque no es fácil hacer un análisis de nuestras realidades y definir cuál debe ser nuestra actuación.

Y ahora, la tarea sigue. No podemos pensar: “Ya se fue el Papa, ahora sigamos como siempre”. Tenemos que releer, digerir, analizar sus mensajes. Buscarles una aplicación concreta. Examinar nuestras vidas y entender qué cambio nos está pidiendo el Papa. Ahí estará el verdadero fruto de esta visita.

@mazapereda

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