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Esta semana, el Papa Francisco ha insistido en temas de acuciantes actualidad: la crisis migratoria que se vive a nivel planetario y la violencia permanente en Siria, además de los sangrientos atentados terroristas en Turquía, Egipto y Somalia. Por eso ha hecho enérgicos llamamientos para asegurar una paz pronta en esas convulsionadas regiones.

Jesús niño, también fue emigrante

Sobre los sufrimientos de los emigrantes y refugiados, habló el Papa luego de la inauguración del “Nacimiento” en la Plaza San Pedro, que ha montado el país de Malta. A propósito de una embarcación típica maltesa que adorna el paisaje del “pesebre”, Francisco dijo que ella alude a “la triste realidad de los migrantes en las pateras [barcas] que se dirigen hacia Italia”; y subrayó que “en la experiencia dolorosa de estos hermanos y hermanas, volvemos a ver la del Niño Jesús, que en el momento de su nacimiento no encontró alojamiento y vio la luz en la gruta de Belén y después fue llevado a Egipto para huir de la amenaza de Herodes”.

El Santo Padre expresó que todos los que visiten ese pesebre “están invitados a volver a descubrir su valor simbólico, que es un mensaje de fraternidad, de compartir, de acogida y de solidaridad. También los pesebres que se encuentran en las iglesias, en las casas y en muchos lugares públicos son una invitación a hacer sitio en nuestra vida, en la sociedad, a Dios, oculto en el rostro de tantas personas que están en condiciones de malestar, de pobreza y de tribulación».

El Papa recordó que tanto el pesebre como  el árbol “forman un mensaje de esperanza y de amor, y ayudan a crear el clima navideño favorable para vivir con fe el misterio del Nacimiento del Redentor, que vino a la tierra con simplicidad y mansedumbre. Dejémonos atraer, con ánimo de muchachos, por el pesebre, porque allí se comprende la bondad de Dios y se contempla su misericordia, que se hizo carne humana para enternecer nuestras miradas».

No acostumbrarnos a la violencia y la guerra

Sobre los persistentes ataques en Alepo, el Papa insistió en que no hay que olvidar el drama que se vive en aquella ciudad siria, con su triste saldo de muerte: “Cada día tengo presente, sobre todo en la oración, a las personas de Alepo. No hay que olvidar que Alepo es una ciudad y que allí hay gente: familias, niños, personas mayores, enfermas…Por desgracia ya estamos acostumbrados a la guerra, a la destrucción, pero no debemos olvidar que Siria es un país lleno de historia, cultura y fe. No podemos aceptar que esto sea negado por la guerra, que es un cúmulo de abusos y de falsedad”.

Francisco, durante el rezo del Ángelus del domingo pasado, hizo su enésimo llamamiento a todo el mundo “para que se lleve a cabo una elección de civismo: no a la destrucción, sí a la paz, sí a la gente de Alepo y de Siria”.

También invitó a rezar “por las víctimas de algunos recientes atentados terroristas que en las últimas horas han conmocionado a varios países. Diversos son los lugares, pero desgraciadamente única es la violencia que siembra muerte y destrucción, como también es única la respuesta: fe en Dios y unidad en los valores humanos y civiles. Deseo expresar mi cercanía particular a mi querido hermano Papa Tawadros II [NdeR: Sumo Pontífice de los cristianos coptos] y a su comunidad, rezando por los muertos y los heridos”.

La no violencia: un estilo de política para la paz

Esta misma semana, el Papa Francisco dio a conocer su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2017 [que daremos a conocer íntegramente en una próxima edición]. Bajo el lema “La no violencia: un estilo de política para la paz”, el Papa exhorta a los cristianos a que, en el año 2017, nos comprometamos, con nuestra oración y acción, “a ser personas que aparten de su corazón, de sus palabras y de sus gestos la violencia, y a construir comunidades no violentas, que cuiden de la casa común”.

Francisco subraya en su mensaje que “la no violencia activa y creativa contribuye en la construcción de la paz”, e indicó que la violencia “no es la solución para nuestro mundo fragmentado”, que está viviendo una “terrible guerra mundial por partes”, y que como consecuencia están emergiendo “imponentes flujos migratorios” y una crisis del medio ambiente. “El único efecto de la violencia es el de desencadenar represalias y espirales de conflicto letales que benefician sólo a algunos ‘señores de la guerra’”, denunció.

Al final de su mensaje invitó a vivir en la esperanza: “nada es imposible si nos dirigimos a Dios con nuestra oración. Todos podemos ser artesanos de la paz”.

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