Por Diana R. García Bayardo | La situación nacional, aunque hoy parezca negra, sí puede mejorar en tanto los ciudadanos, con empeño y sentido de dignidad, favorezcan  un nuevo esquema ideológico y económico. No se trata de una especie de venganza contra EU, sino de trabajar en favor de México.

Por más  que diversos analistas estadounidenses afirmen que el retorno de los migrantes a sus hogares en México «es una mala noticia para la economía de Estados Unidos»,  y que «el futuro  de la economía de EU depende de México»,  el presidente Trump no va cambiar su visión nacionalista, en la que sólo se establecen acuerdos económicos que favorezcan intereses propios, y en donde todas las regulaciones y condiciones son abolidas para favorecer el fortalecimiento de las empresas estadounidenses.

De hecho, la actual tendencia mundial es el retorno a los nacionalismos, sobre todo en Europa. Por ejemplo, la candidata a la presidencia de Francia, Marine Le Pen, acaba de decir, como si fuera Trump, que como líder de su país trataría de repatriar la producción francesa de vehículos  (Renault y Peugeot) y otros bienes industriales.

Las personas están fastidiada de no tener los grandes beneficios que se les prometieron con la globalización, y quiere deshacerse de ella  mediante políticas de protección económica a fin de convertir nuevamente a sus patrias  en Estados independientes.

El gobierno de Peña Nieto sigue apostando por la globalización, pero en la práctica depende no de muchos otros países sino casi nomás de EU, y   Trump  es anti-globalización.

Independientemente de lo que el gobierno pueda o quiera hacer, los mexicanos sí pueden ayudar a cambiar las cosas con algunas acciones, no en el afán de vengarse de Trump, sino de buscar, a corto, mediano y largo plazo, una mejoría real para México, buscando la solución aquí y no afuera.

1) Abandonar la mentalidad pro-yanqui

Hacer un esfuerzo por revalorar lo mexicano a fin de descubrir que no es «inferior» a lo estadounidense, y educar con firmeza a los hijos en este sentido.

Combatir la idea de que se es más nice si se compra en Walmart o en Sam’s que en el mercado tradicional; o si los niños llevan al recreo un sandwich en lugar de una torta;  o si a la  hora de la comidas e ingieren hamburguesas en el McDonald’s  o  pollo en Kentucky Fried Chicken en lugar de  unos chiles rellenos o unos tacos dorados en casa o en cualquier establecimiento.

Preservar lo nuestro, incluido el idioma.  Renunciar al uso de expresiones como «tomar un break», «hacerse un check up», «ir de shopping», etc. La lengua española es infinitamente más rica que la inglesa, por lo que no hay justificación  para tomarle prestadas tantas palabras.

2) Evitar las visitas innecesarias a EU

Las largas  filas de ciudadanos mexicanos tratando de mendigar una visa ante la embajada o consulados estadounidenses deberían disminuir por elemental dignidad.  Hay quienes por motivos familiares, de trabajo o de salud se ven obligados a viajar allá; pero muchos otros lo hacen porque quieren ir de compras, o por alguna otra razón fútil, lo que significa dejar su dinero allá, en lugar de fortalecer el mercado mexicano.

3) Comprar productos mexicanos

Entre los productos de uso común, no es tan frecuente toparse con los que dicen «made in USA», en cambio sí los que dicen «hecho en China». Optar por los que son fabricados en México es una medida muy importante para fortalecer la economía nacional. Por lo mismo, cuando hay varias opciones a la vista, es preferible escoger las marcas netamente mexicanas en lugar de las trasnacionales pues así una parte importante del dinero de la transacción acabará en el extranjero.

4) Incentivar la productividad de las empresas nacionales

Por culpa de la globalización hoy México  ya no es capaz de producir la mayoría de lo que consume. Sin embargo, con el simple hecho de comprar deliberadamente los productos hechos en México por empresas mexicanas, éstas, al tener más demanda, irán aumentando su producción poco a poco  hasta llenar las necesidades del mercado interno, lo que se traducirá en más empleos y que todo el dinero se quede en México.

5) Rescatar lo que se perdió con el TLC y la globalización

El tratado de Libre Comercio de América del Norte, aunque en los primeros ocho años triplicó el comercio entre Canadá, Estados Unidos y México, afecto profundamente al sector agrícola mexicano.

Hay que luchar por rescatar el campo mexicano, sobre todo sembrando maíz, ya que es el producto  básico del que México más depende de Estados Unidos. Es mejor pagar un poco más por el maíz mexicano que insistir en importar el estadounidense, que es más barato porque está subsidiado por su gobierno, pero que tiene la desventaja de ser muchas veces transgénico.

En general hay que apoyar el camino de la autosuficiencia alimentaria. Cuba, incluso dentro de las ciudades, optó por ello a causa de los bloqueos comerciales que padeció,  estableciendo exitosamente huertos urbanos en patios, parques, etc. Si los cubanos pudieron, los mexicanos  también pueden lograrlo, ya sea de manera comunitaria o doméstica.

La globalización también ha causado que muchos otros sectores se vean afectados.  Por ejemplo, Moroleón (Guanajuato) fue por décadas ejemplo de productividad a través de los pequeños talleres familiares de confección de ropa; pero ahora dichas fabriquitas han prácticamente desaparecido para dar lugar a la importación de ropa manufacturada en China, porque es más barata.

Si China vende a más bajos precios es porque explota a sus trabajadores, y les paga sueldos ridículos. Por elemental solidaridad, si los  mexicanos repudian los bajos e injustos sueldos que reciben aquí, deberían de abstenerse de comprar productos chinos sabiendo que los trabajadores de allá  sufren peor condición aún.

6) Abrir nuevos mercados

Los  países no pueden ser totalmente autosuficientes en todos los rubros, así que siempre habrá algo que se les pueda vender. Existen muchas patentes mexicanas, y aumentan día a día; pero no hay que cometer el error de querer exportar todo a Estados Unidos. Habrá que informarse y poner en práctica otros mecanismos para que cualquier emprendedor mexicano pueda colocar sus productos en otros mercados internacionales.

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