Por Gilberto HERNÁNDEZ GARCÍA |

Este domingo 19 de noviembre, 32 del Tiempo Ordinario en la liturgia católica, se está celebrando la Primera Jornada Mundial de los Pobres (JMP), propuesta por el Papa Francisco, con la intención de ayudar “a reflexionar cómo la pobreza está en el corazón del Evangelio y sobre el hecho que, mientras Lázaro esté echado a la puerta de nuestra casa no podrá haber justicia ni paz social”.

En su Carta apostólica Misericordia et misera, –con motivo de la clausura del Año de la Misericordia– el Papa anunciaba que esta Jornada “constituirá también una genuina forma de nueva evangelización, con la que se renueve el rostro de la Iglesia en su acción perenne de conversión pastoral, para ser testimonio de la misericordia”.

Francisco fue muy claro al decir que esta Jornada es “un fuerte llamamiento para nuestra conciencia creyente, de modo que estemos cada vez más convencidos de que compartir con los pobres nos permite entender el Evangelio en su verdad más profunda”.

También ha enfatizado que esta JMP tiene como objetivo estimular a los creyentes para que reaccionen ante la cultura del descarte y del derroche, haciendo suya la cultura del encuentro. Al mismo tiempo, la invitación está dirigida a todos “para que se dispongan a compartir con los pobres a través de cualquier acción de solidaridad, como signo concreto de fraternidad”.

“No amemos de palabra sino con obras”: mensaje del Papa para la I JMP

Como sucede con ocasión de las otras jornadas mundiales propuestas por los Papas, Francisco publicó un mensaje para esta JMP, y lo ha titulado: “No amemos de palabra sino con obras”, tomadas de la Primera Carta de Juan (3, 18).

El Papa sostiene que “el amor no admite excusas: el que quiere amar como Jesús amó, ha de hacer suyo su ejemplo; especialmente cuando se trata de amar a los pobres. Por otro lado, el modo de amar del Hijo de Dios lo conocemos bien, y Juan lo recuerda con claridad. Se basa en dos pilares: Dios nos amó primero; y nos amó dando todo, incluso su propia vida”.

En su reflexión, el Papa argumenta que “la misericordia que brota del corazón de la Trinidad puede llegar a mover nuestras vidas y generar compasión y obras de misericordia en favor de nuestros hermanos y hermanas que se encuentran necesitados”. Además explica cómo los discípulos de Jesús fueron comprendiendo el amor preferencial que Dios, en Jesús, tiene por los pobres, y que se convertirá en exigencia para los seguidores de Jesús.

“Ha habido ocasiones, sin embargo, en que los cristianos no han escuchado completamente este llamamiento, dejándose contaminar por la mentalidad mundana. Pero el Espíritu Santo […] ha suscitado, hombres y mujeres que de muchas maneras han dado su vida en servicio de los pobres”, por ejemplo san Francisco de Asís, quien no sólo se conformó con abrazar y dar limosna a los leprosos, sino que decidió estar con ellos. “Él mismo vio en ese encuentro el punto de inflexión de su conversión […] Este testimonio muestra el poder transformador de la caridad y el estilo de vida de los cristianos”, enfatiza el Papa.

No sólo hacer “caridades” por tiempo limitado

Francisco invita en su mensaje: “No pensemos sólo en los pobres como los destinatarios de una buena obra de voluntariado para hacer una vez a la semana, y menos aún de gestos improvisados de buena voluntad para tranquilizar la conciencia. Estas experiencias, aunque son válidas y útiles para sensibilizarnos acerca de las necesidades de muchos hermanos y de las injusticias que a menudo las provocan, deberían introducirnos a un verdadero encuentro con los pobres y dar lugar a un compartir que se convierta en un estilo de vida”.

Y recuerda: la oración, el seguimiento de Jesús como discípulos y la conversión “encuentran en la caridad, que se transforma en compartir, la prueba de su autenticidad evangélica”. Y resalta que “esta forma de vida [sirviendo a los pobres] produce alegría y serenidad espiritual, porque se toca con la mano la carne de Cristo”.

Y abunda: “Si realmente queremos encontrar a Cristo, es necesario que toquemos su cuerpo en el cuerpo llagado de los pobres, como confirmación de la comunión sacramental recibida en la Eucaristía. El Cuerpo de Cristo, partido en la sagrada liturgia, se deja encontrar por la caridad compartida en los rostros y en las personas de los hermanos y hermanas más débiles”.

El Santo Padre recuerda que “estamos llamados a tender la mano a los pobres, a encontrarlos, a mirarlos a los ojos, a abrazarlos, para hacerles sentir el calor del amor que rompe el círculo de soledad. Su mano extendida hacia nosotros es también una llamada a salir de nuestras certezas y comodidades, y a reconocer el valor que tiene la pobreza en sí misma.

Pobreza, un estilo de vida de los seguidores de Jesús

El Papa insiste en que “para los discípulos de Cristo, la pobreza es ante todo vocación para seguir a Jesús pobre”. “Es una actitud del corazón que nos impide considerar el dinero, la carrera, el lujo como objetivo de vida y condición para la felicidad”, “es la medida que permite valorar el uso adecuado de los bienes materiales, y también vivir los vínculos y los afectos de modo generoso y desprendido”.

Francisco enfatiza que “es necesario que escuchemos el grito de los pobres y nos comprometamos a sacarlos de su situación de marginación. Al mismo tiempo, a los pobres que viven en nuestras ciudades y en nuestras comunidades les recuerdo que no pierdan el sentido de la pobreza evangélica que llevan impresa en su vida”.

Las muchas caras de la pobreza

El Papa dice que la pobreza muestra muchas caras que nos desafían: “caras marcadas por el dolor, la marginación, la opresión, la violencia, la tortura y el encarcelamiento, la guerra, la privación de la libertad y de la dignidad, por la ignorancia y el analfabetismo, por la emergencia sanitaria y la falta de trabajo, el tráfico de personas y la esclavitud, el exilio y la miseria, y por la migración forzada. La pobreza tiene el rostro de mujeres, hombres y niños explotados por viles intereses, pisoteados por la lógica perversa del poder y el dinero. Qué lista inacabable y cruel nos resulta cuando consideramos la pobreza como fruto de la injusticia social, la miseria moral, la codicia de unos pocos y la indiferencia generalizada”.

En su mensaje, el Papa denuncia: “Hoy en día, desafortunadamente, mientras emerge cada vez más la riqueza descarada que se acumula en las manos de unos pocos privilegiados, con frecuencia acompañada de la ilegalidad y la explotación ofensiva de la dignidad humana, escandaliza la propagación de la pobreza en grandes sectores de la sociedad entera”.

Y ante este escenario, señala, “no se puede permanecer inactivos, ni tampoco resignados. A todo esto “se debe responder con una nueva visión de la vida y de la sociedad”.

Numeralia

En México había, en 2016, 62 millones 783,000 de personas en pobreza (53 millones 418 en pobreza y 9 millones 375,000 en pobreza extrema): más de la mitad de la población.

Los estados con los más altos índices de pobreza son: Chiapas con 77.1% de su población; Oaxaca con 70.4%; Guerrero con 64.4%; Veracruz con 62.2% y Puebla con 59.4%.

Acciones concretas para celebrar la I JMP

Ora por los pobres.

Organiza una colecta y entrégala a una familia pobre.

Hazte amigo de una familia pobre. Llévale un presente.

Invita a comer a tu casa a algunos pobres.

Organiza en tu parroquia un almuerzo o comida para los más pobres.

“Adopta” a una familia o persona pobre.

 

Por favor, síguenos y comparte: