AGENDA INTERNACIONAL | Por Georg EICKHOFF |

Los servicios secretos americanos bajo la coordinación del Consejo Nacional de Inteligencia (National Intelligence Council) publicaron al inicio de este año que coincidió con el inicio del gobierno de Donald Trump un gran informe sobre un tema sencillo: el futuro del mundo.

Los futurólogos de la CIA y de los otros servicios de inteligencia condensan su visión de lo que viene hasta el año 2035 en una «paradoja del progreso». En el fondo no es nueva porque reza así: «Las mismas tendencias globales que hacen esperar un futuro próximo oscuro y difícil contienen la oportunidad de tomar decisiones que traerán un futuro de esperanza y seguridad».

¿Cuáles son las tendencias globales de los próximos 20 años? El informe de inteligencia indica siete tendencias principales. La población del Norte del planeta envejece. El crecimiento económico disminuye. El cambio tecnológico se acelera. El populismo amenaza la democracia. Gobernar se vuelve más difícil. Aumenta el riesgo de conflictos. Las consecuencias del cambio climático y de enfermedades infecciosas azotarán a todo el planeta.

El trabajo de los funcionarios de los servicios de inteligencia es advertir peligros. Si no nos pintasen un futuro algo oscuro y lleno de riesgos no merecerían sus sueldos. Pero hasta los futurólogos encargados de la seguridad global expresan una esperanza humana.

Esta esperanza de los espías viene en una frase sencilla y profunda:

«En todas las sociedades, siempre habrá personas que incluso bajo condiciones desesperantes trabajen conscientemente para mejorar el bienestar, la felicidad y la seguridad de otros.» Así lo dice el Consejo Nacional de Inteligencia de los Estados Unidos.

En el mismo informe, las religiones aparecen más bien en el rol negativo de enfatizar las diferencias y los odios. Pero son también las religiones que motivan el trabajo de muchas personas para mejorar la vida de los otros.

La vieja «paradoja del progreso» de la cual nos habla la CIA y que figura en el título de su informe contiene también la viejísima paradoja de las religiones que pueden expresarse como creencias de una tribu o con la universalidad de un carisma que une.

 

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