AGENDA INTERNACIONAL | Por Georg EICKHOFF |

Malas lenguas han especulado sobre su pronto retiro del segundo cargo más importante en Washington, el de Secretario de Estado que es el máximo responsable de la política exterior de los Estados Unidos. Rex Tillerson, según especulaciones expresadas tanto en voz baja como en publicaciones muy serias, ya estaría cansado de su cargo (y quizás de su jefe) antes cumplir un año en su ejercicio.

Ahora ha culminado su primer año, sin pena ni gloria, pero aparentemente con nuevos ánimos. Esto parece indicar su gran discurso programático pronunciado en la Universidad de Texas en Austin, el pasado 1ro de febrero, dedicado enteramente a Latinoamérica. El discurso sirvió de preámbulo para su gira por México, Argentina, Perú, Colombia y Jamaica. Mientras escribo estas líneas, todavía no ha concluido esta gira, pero ya se vislumbra que gran parte de ella fue dedicada al trágico y urgente tema de la crisis humanitaria y política de Venezuela que ha generado una ola de refugiados nunca vista en el hemisferio.

Ya con su discurso en Austin Tillerson puso Venezuela en el primer rango de la agenda común de Estados Unidos y Latinoamérica. Para él está claro que la dictadura venezolana está causando problemas para toda la región y está violando de manera masiva los Derechos Humanos de los mismos venezolanos. Tillerson considera urgente acciones de los países vecinos para mejorar la situación de los venezolanos. Muy pronto veremos si su gira ha logrado algo al respecto.

“La amenaza más inmediata para nuestro hemisferio son las organizaciones criminales transnacionales”, dijo Tillerson en su alma mater, la Universidad de Texas. Por sus siglas en inglés, llama estas organizaciones “TCO” (transnational criminal organizations). Las TCO pueden combinar el narcotráfico con el terrorismo. El gobierno forajido de Venezuela las está promoviendo. Allí está el ejemplo de la guerrilla de las FARC en Colombia, ahora convertida en partido político, que se ha financiado durante décadas por medio del narcotráfico. Allí está la historia del “Plan Colombia”, una iniciativa principalmente militar de cooperación entre las fuerzas armadas colombianas y las norteamericanas, pero que trascendió, aunque tímidamente, lo puramente militar hacia la acción económica y social.

“La aproximación de Estados Unidos es holística”, dijo Tillerson en Texas. “Tenemos que tratar temas de seguridad y de desarrollo lado a lado”. Por lo menos la aproximación del mismo Tillerson a Latinoamérica es tan “holística” que no mencionó ni con una sola palabra el muro que se pretende construir en medio de las Américas.

 

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