Estos jóvenes, ayudados y motivados por el padre Laureano López Solama, buscan llegar a la JMJ 2019 en Panamá y regresar a México a ayudar, servir y evangelizar a los jóvenes que tienen diferentes problemas en Pinal de Amoles, Querétaro
Por Chucho Picón
Anabel, Samantha, Luis Ángel, Juan Diego y Marco son jóvenes que trabajan, estudian y viven en una de las zonas más pobres de Pinal de Amoles, en la sierra de Querétaro; son un grupo de católicos que están ilusionados y que sueñan en grande. Imaginan que en el año 2019 estarán con el Papa Francisco en Panamá; tienen la esperanza de conseguir los recursos necesarios para llegar al encuentro de los jóvenes católicos con el vicario de Cristo.
Saben que la Jornada Mundial de la Juventud es una fiesta, no por desorden o libertinaje sino más bien porque los jóvenes del Papa Francisco se distinguen por armar lío, lío del bueno, aquel que le gusta tanto al Santo Padre, que rompe con la pereza, el desánimo y la desesperanza.
Estos jóvenes de Pinal de Amoles actualmente misionan y van en busca de los jóvenes que ven tristes; los evangelizan, los contagian, se reúnen en grupos y pequeñas comunidades.
Ellos nos comparten que por eso quieren ir a la JMJ del 2019, para traer nuevas fuerzas y, sobre todo, el mensaje de Dios en la boca del Papa Francisco, que les dará esperanza y alimento para el alma; ese mensaje es el que anhelan traer a sus comunidades, que se encuentran sumidas en la pobreza.
Ellos tienen claro que no van de turistas, no van a viajar en clase premier, ni se hospedarán en hoteles de lujo; están dispuestos a dormir donde sea, pasar frío o hambre si es necesario, porque saben que van de peregrinos y misioneros a Panamá, pues son enviados por su comunidad, su parroquia, sus grupos y familias. No es un lujo este viaje, no es un viaje de placer, sino que van al encuentro con Cristo, unidos con la juventud del Papa Francisco, proveniente de todo el mundo.
Cuentan que las drogas, el aborto en niñas y adolescentes, el desempleo y los suicidios en los jóvenes en Pinal de Amoles son una realidad, pero que estas problemáticas no los detienen, al contrario, los motivan para dar un buen testimonio y coherencia cristiana que ayude a influir a la juventud en problemas. Quieren atender, servir y ayudar a los jóvenes que están metidos en las drogas o que se encuentran tentados por el aborto; a ellos quieren servir a su regreso, a ellos quieren misionar. Quieren traer el eco de la Jornada Mundial de la Juventud 2019 a la sierra de Querétaro; quieren que se escuche fuerte ese eco, el eco de la esperanza, el eco de los sueños y las sorpresas que Dios tiene preparadas para todos los jóvenes.
Sus bajos y escasos recursos económicos, y el vivir en una de las zonas marcadas por la pobreza, no son obstáculo para este viaje de Querétaro a Panamá.
Ellos están orando y trabajando, vendiendo cosas, buscando patrocinios y ofreciendo un compromiso de trabajo, servicio y evangelización a su regreso en cada una de sus comunidades. Hacen oración y claman al Cielo para que se cumplan sus sueños. Poco a poco van haciendo su fondo, su alcancía para ser peregrinos de Cristo desde Pinal de Amoles a la JMJ en Panamá 2019. ¿Te animas a ayudarlos?
Publicado en la edición impresa de El Observador del 1 de julio de 2018 No. 1199