El exceso de promesas o compromisos de las campañas genera que muchos ciudadanos se estresen por ver un futuro sin sentido pronto

Por: Mary Velázquez Dorantes Twitter: @mary_dts

Cada elección tiene sus características particulares. El 2018 para México ha sido un año de tensión social, política, económica y cultural. Después de la contienda electoral el mexicano promedio enfrenta una depresión post electoral, que se vive en medio de la incertidumbre y el miedo al futuro. Gran porcentaje de mexicanos está listo para ver actuar a sus representantes; sin embargo, no están listos para situaciones en las que el futuro y las economías de las familias se vean colapsadas.

Los expertos señalan que se trata de un fenómeno que causa sentimientos de estrés, producto de la falta de información sobre los nuevos escenarios y los rumores que se generan sin fundamentos. Además de vivir un momento en el que las redes sociales no son la forma más efectiva para estar cercano a los nuevos representantes, dado que producen irritabilidad, desinterés o incluso enojo.

Los ciudadanos pueden ser víctimas del síndrome post electoral, gracias al exceso de noticias sobre políticos y sus temas relacionados, la decepción o la sensación abrumadora de los resultados, o la extrema alegría de la contienda.

Se trata de una nueva realidad en la que muchos se encuentran afectados: los datos falsos, la ansiedad por el cambio, las tensiones del clima político y el miedo por expresar lo que se piensa son factores que producen una crisis post electoral de forma individual.

LA SENSACIÓN DE VACÍO

Una de las características más notorias en los mexicanos es la sensación de vacío, luego de los resultados electorales. El ciudadano que votó siente miedo al igual que aquel que no lo hizo.  El exceso de promesas o compromisos de las campañas genera que muchos ciudadanos se estresen por ver un futuro sin sentido. Algunos de los síntomas más notorios son falta de sueño, necesidad de ahorrar para prevenir, irritabilidad y ansiedad.

Se trata de episodios en los que se puede vivir un descontento, falta de confianza, indignación o un exceso de alegría que con el paso de los días se cuestiona y se pone
en duda.

IMAGINAR EL FUTURO

Cada tiempo electoral es generador de críticas positivas y negativas.Es común que el ciudadano se sienta abrumado por el futuro, por lo que comienza con un proceso imaginativo en el que la idea de caos está presente. Se trata de una alarma por aquello que se  desconoce.

Los problemas públicos se convierten en problemas cotidianos. Se abre un escenario de incertidumbre para la sociedad y algunos son víctimas de la desesperación. El futuro se vuelve nocivo porque no permite ordenar algunas ideas. Las decisiones públicas parecen afectar a todos, mientras que la percepción de duda parece aumentar. Los expertos en el tema señalan que es necesario frenar el miedo al futuro con la construcción de confianza sobre las nuevas propuestas, así como evitar las expectativas electorales.

La desorientación se vuelve severa cuando las personas comienzan a pensar que un país puede venirse abajo. Es un malestar colectivo que agrava a muchos y se ve reflejado en las redes sociales.

La naturaleza psicosocial de una contienda electoral es producto de encuentros ideológicos, propuestas y, sobre todo, de emociones. El pensamiento del ciudadano siempre es el foco de atención, provocando un vínculo emocional donde las personas suele imaginar el futuro.

Cómo evitar el síndrome post electoral

Para evitar caer en el síndrome post electoral debemos hacer lo siguiente:

  • Tener pensamientos esperanzadores.
  • Realizar una selección de noticias neutrales.
  • Aceptar que podemos equivocarnos frente a los resultados.
  • No considerar como catastrófico el futuro próximo.
  • Identificar prejuicios o creencia irreales
  • Adquirir responsabilidad emocional sobre los escenarios políticos.
  • Evitar discusiones partidarias.
  • Observar el panorama político con información sobre cada uno de sus temas.

 

Publicado en la edición impresa de El Observador del 22 de julio  de  2018 No. 1202

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