De la autoría de san Francisco de Asís se conocen diecisiete epístolas; el Testamento, escrito en vísperas de su muerte; las Admonitiones, que son indicaciones del santo para la recta interpretación de la regla; De religiosa habitatione in eremo, dirigida a los frailes deseosos de llevar una vida eremítica; y también algunas poesías.

Cántico de las criaturas

Su poema Cántico de las criaturas (llamado también Laudes creaturarum o Cántico del hermano sol), además de su alta significación espiritual tiene gran importancia literaria: fue escrito en dialecto umbrío y es considerado el primer documento poético de la lírica vulgar italiana.

Consistente en 33 versos, la fecha de su composición es el otoño de 1225, posiblemente en San Damián. La estrofa sobre el perdón la redactó con ocasión de una controversia entre el Podestá de Asís y el Obispo, reconciliándolos. Y la última, sobre la hermana muerte, la compuso en octubre de 1226.

Se trata de una exaltación de la grandeza de Dios, que también se puede contemplar en sus obras.

La escribió san Francisco cuando ya se desangraba por los estigmas, y estaba casi ciego, enfermo del hígado, desnutrido y afiebrado. Pero, por el contrario, su vida interior estaba en la mejor salud.

CÁNTICO DE LAS CRIATURAS

Altísimo y omnipotente buen Señor, tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.

A ti solo, Altísimo, te convienen y ningún hombre es digno de nombrarte.

Alabado seas, mi Señor, en todas tus criaturas, especialmente en el señor hermano sol, por quien nos das el día y nos iluminas.

Y es bello y radiante con gran esplendor; de ti, Altísimo, lleva significación.

Alabado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas; en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.

Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo, por todos ellos a tus criaturas das sustento.

Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego, por el cual iluminas la noche, y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.

Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sostiene y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.

Alabado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor, y sufren enfermedad y tribulación; bienaventurados los que las sufran en paz, porque de ti, Altísimo, coronados serán.

Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana muerte corporal, de la cual ningún hombre viviente puede escapar. Ay de aquellos que mueran en pecado mortal.

Bienaventurados a los que encontrará en tu santísima voluntad porque la muerte segunda no les hará mal.

Alaben y bendigan a mi Señor y denle gracias y sírvanle con gran humildad.

TEMA DE LA SEMANA: SAN FRANCISCO DE ASÍS: POETA, MÍSTICO, MISIONERO Y FUNDADOR

Publicado en la edición impresa de El Observador del 23 de septiembre de 2018 No.1211

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