Por P. Fernando Pascual

Llegamos a la puerta. La llave entra. La giramos una y otra vez hacia la izquierda. La puerta no se abre.

Llamamos y preguntamos. La respuesta llega suave, discreta, con el deseo de no ofender: «¿Has probado girar la llave hacia el otro lado?»

Hay cosas que se resuelve así: con una mirada diferente, con un poco de imaginación, con mayor apertura mental.

Lo que ocurre es que muchos bloqueos mentales, por pereza, por costumbres adquiridas, por pensar que nada puede cambiar, nos impiden ver otras posibilidades para resolver ciertas situaciones.

No siempre funciona girar la llave hacia el otro lado. Hay casos en los que tenemos que llamar al cerrajero o a un vecino que tiene habilidades sorprendentes.

Pero en otros muchos casos necesitamos una buena dosis de desbloqueo mental para no quedarnos atorados ante un obstáculo que tiene fácil solución.

Los desbloqueos mentales nos permiten descubrir que sí había tiempo para limpiar la casa, que era posible escribir a un familiar hasta ahora dejado de lado, que teníamos energías para ayudar a un amigo los días de su enfermedad.

El ser humano tiene una apertura mental e imaginativa sorprendente. Quizá, para despertarla, nos hace falta un poco menos de pereza, un poco más de reflexión, un sencillo llamar por teléfono a alguien que nos desbloquee.

Llegará, entonces, una respuesta tan sencilla como la de «gira la llave hacia el otro lado». Y, como un «eureka» actualizado, se abrirán ante nuestros ojos y nuestra mente horizontes nuevos que nos permiten avanzar, con alegría y esperanza, hacia nuevas posibilidades de bien y de belleza.

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