Transcribimos algunas fascinantes respuestas del interrogatorio que se le hizo en 1989 a Jerôme Lejeune al ser llamado a testificar en un juicio en Maryville, Tennessee (EUA) sobre el destino de unos embriones

¿En aquella causa usted testificó, creo, que en su opinión el feto en aquella causa era un ser humano?

▶ No era mi opinión. Era la enseñanza de toda la genética. No hay duda de que se trata de un ser humano porque no puede ser un ser chimpancé, de modo que es un ser humano.

¿Y usted se opuso al aborto?

▶ Me disgusta matar a un miembro de mi raza, desde luego. Y además de que soy un médico francés, he jurado el Juramento Hipocrático. Hipócrates estableció, cuatrocientos años antes de la era cristiana, un juramento que dice: no darás veneno, no procurarás aborto. Es muy interesante para nosotros los médicos, porque en un tiempo en el que la esclavitud era la ley, en un tiempo en el que al padre de familia se le permitía matar a un bebé al nacer, o incluso más tarde, él fundó la medicina impidiendo a los nuevos médicos dar veneno o procurar abortos. Esto significa que no importa cuál sea el tamaño del paciente; un paciente es un paciente. Éste es el Juramento Hipocrático.

Ahora bien, naturalmente, cuando definimos un ser humano, ¿lo que suponemos es que un ser humano tiene ciertos derechos, bien otorgados por Dios, bien de carácter legal?

▶ No es así como definimos un ser humano.

Se lo preguntaré directamente, doctor Lejeune: ¿se ha referido al cigoto y al embrión como, cito, «seres humanos tempranos»?

▶ Sí.

¿Considera usted que un ser humano temprano tiene los mismos derechos morales que un ser humano tardío como yo mismo?

▶ Por lo que toca a la naturaleza de usted, no puedo ver ninguna diferencia entre el ser humano temprano que usted fue y el ser humano tardío que usted es ahora, porque en ambos casos usted era y es un miembro de nuestra especie. Lo que define a un ser humano es esto: Pertenece a nuestra especie. De modo que temprano o tardío, no ha cambiado de su especie a otra especie. Pertenece a nuestra raza.

Doctor Lejeune, permita que me asegure de lo que nos está diciendo, ¿que el cigoto debería ser tratado con el mismo respeto que un ser humano adulto?

▶ Lo que le estoy diciendo es que se trata de un ser humano… Si usted establece diferencias entre seres humanos, le toca a usted demostrar las razones por las que establece esta diferencia. Pero usted me pregunta que como genetista le diga si este ser humano es humano, y yo le diría que por cuanto es un ser y es humano, es entonces un ser humano.

Y de su testimonio hoy, ¿entiendo que usted cree que es moralmente cosa muy mala matar intencionadamente un cigoto?

▶ Mi creencia es que no es bueno dar muerte a un miembro de nuestra raza, una creencia muy simple.

¿Estará usted de acuerdo conmigo de que hay eruditos en su propio país que aceptan que, cuando una pareja se separa o se divorcia, aquellos embriones que puedan estar en criopreservación deberían ser descartados o destruidos?

▶ Que existen personas que piensan así es indudable, porque si dicen esto es porque lo piensan. Pero esto no demuestra que tengan razón.

Si el embrión, el ser humano temprano, sufriese del síndrome de Down o alguna otra condición o anormalidad muy grave, ¿seguiría siendo el deber de la madre y del padre llevarlo a término?

▶ Diría que el deber es el de no matar, y este deber es universal.

TEMA DE LA SEMANA: EL CIENTÍFICO QUE PERDIÓ EL NÓBEL POR RECHAZAR EL ABORTO

Publicado en la edición impresa de El Observador del 31 de marzo de 2019 No.1238

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