Por P. Fernando Pascual

Al hablar de la guerra se pueden enumerar muchos factores que llevan a iniciarla, que la alimentan, que la hacen más dañina. Al enumerar tales factores, a veces se dejan de lado palabras y hechos que tienen su lugar si uno quiere conocer en serio lo que pasa.

Algo parecido puede decirse en muchos otros análisis: sobre la economía, la vida familiar, la escuela, el trabajo infantil, la crisis ecológica, las adicciones, y un largo etcétera.

Un análisis no puede decir todo lo que se refiere al argumento abordado. Pero si busca ser de ayuda para solucionar problemas graves y situaciones dañinas, ha de señalar aquellos aspectos que tienen más importancia.

Sorprende, sin embargo, constatar cómo algunos análisis tienen vacíos y omisiones extrañas, porque dejan a un lado causas y elementos no solo relevantes, sino muchas veces decisivos en el tema en cuestión.

Pensemos, por ejemplo, en las guerras. Decir que las guerras existen porque hay traficantes de armas es ciertamente válido. Como lo es indicar que en toda guerra se comenten injusticias.

Pero sería extraño no decir una sola palabra sobre la psicología humana que permite odios, violencias, ambiciones y un largo etcétera de factores que entran como un huracán dañino en tantas guerras. O dejar a un lado que en algunas guerras hay personas que tienen parte de razón y luchan por defender la justicia.

Por eso, al elaborar un análisis sobre temas de importancia vale la pena ir a fondo en todos aquellos que explican los procesos humanos. Solo entonces será posible una buena comprensión de los problemas, para luego presentar propuestas bien orientadas que sirvan para corregir lo malo y para promover lo bueno y justo entre nosotros.

Por favor, síguenos y comparte: