Dios no se cansa de hacer milagros a sus hijos

Alex de Boga es un joven mexicano cuya misión es trabajar por la adoración al Santísimo Sacramento a través de la música católica; forma parte de Cielo Abierto, un equipo de evangelizadores y adoradores católicos. Dirige la fundación Pro Labore Dei en la Ciudad de México. De ser un chico rebelde y trabajar en el mundo de la música para entretener, se convirtió en un amante fiel de Dios. Luego de giras y presentaciones, vino la enfermedad y al momento de acudir a la Basílica de Guadalupe pidió un milagro, bajo la promesa personal del «te prometo lo mejor de mí». Entonces ocurrió el milagro guadalupano. En sus propias palabras, Alex pensó en pagar de muchas formas la respuesta de la Virgen de Guadalupe. Sin embargo, al ver su guitarra, comprendió que la música, como talento dado, tenía que ponerlo al servicio de Dios. Forma parte del ministerio de música Rezzo, y ahora trabaja ayudando a los más pobres desde la fundación Pro Labore Dei. Su sello discográfico es Camera Producciones y sus alabanzas pueden ser encontradas en Spotify. Este chico enamorado de Cristo y de la Virgen María ha conversado con El Observador de la Actualidad:

Por Mary Velázquez Dorantes

¿Cuáles son los temas de inspiración para un cantante y adorador católico?

▶ Siempre es el amor de Dios, su misericordia y la forma en la que obra en nosotros a cada instante. Es bueno saber que Dios nos ha regalado el don del canto, pero cantar sin obras no es suficiente. El cantante debe acompañarse de la obra o se dejará deslumbrar por el aplauso, las luces y el escenario, que solo pertenecen al Padre celestial.

En los conciertos de Cielo Abierto invitamos a las personas a estar cerca del sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía; animamos a laicos, clero, religiosas, para amar a Dios; el ambiente que surge allí es de intimidad espiritual, un contacto cercano con Nuestro Señor.

¿Cómo podemos utilizar las redes sociales para servir y adorar al Señor?

▶ En mi experiencia, siempre transmitimos la adoración al Santísimo por las redes sociales debido a un testimonio muy fuerte que nos marcó. Una amiga muy querida, quien enfrentaba el cáncer, nos platicaba que justo los jueves la internaban en el hospital de cancerología con otras nueve pacientes más, a quienes les compartía la adoración en el momento en el que les ponían la quimioterapia y todas oraban. Fue ahí donde nos dimos cuenta que el Señor nos permite llegar a nuestros hermanos en hospitales y en diferentes lugares por medio de las redes sociales.

En Pro Labore Dei ayudamos a comunidades, a personas con problemas de intoxicación; los canalizamos para que reciban rehabilitación, y las redes sociales han hecho lo suyo para lograrlo. Tenemos que usar todo para trabajar por nuestros hermanos, y es así como amamos a Cristo.

¿Cómo has vivido la presencia de Dios?

▶ La vivo todos los días, a cada momento. Dios siempre está actuando en mi persona, pero sobre todo en el pobre más pobre, ahí es donde siempre esta Dios, en los basureros, donde llevamos comida, nos encontramos con Dios. En la fundación Pro Labore Dei ayudamos a mujeres en abandono social, ofrecemos comida de lunes a viernes a las personas en situación de calle alrededor de la Basílica de Guadalupe.

Es ahí donde el Señor nos permite disfrutar de su comunión. Dios no se cansa de hacer milagros en sus hijos, nuestro Padre se preocupa por todas nuestras cosas.

¿Cómo ayudar a los demás a través del don de la música religiosa?

▶ Podemos buscar que los cantos reflejen nuestro amor y relación con Nuestro Señor. Muchas veces esas mismas emociones son similares con las de nuestros hermanos. Eso hace que cuando estemos en la adoración todos podamos ser una comunidad que adora a nuestro amado Jesús.

Yo vengo de una familia católica y siempre fui muy cercano a la Iglesia. El mundo por un momento me distrajo y me alejé de Dios, sin embargo mi Madre Santísima de Guadalupe obró un milagro de sanación en mi persona. Entonces regresé como el hijo pródigo, porque Dios siempre tiene un plan, la enfermedad me acercó a nuestro Padre; fue entonces cuando comprendí que mi talento era la música y debía ponerla al servicio de Dios y de nuestras comunidades orantes. Cuando alabamos y oramos compartimos el mensaje del Evangelio.

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