El Pontífice exhortó a trabajar por una información que valorice lo local frente a lo global:

«Estoy convencido de que la información local no debe considerarse ‘menor’ en comparación con la nacional».

Por Ary Waldir Ramos Díaz / Aleteia en El Observador

“Hay una globalización perjudicial y una globalización buena», dijo el Papa Francisco que exhortó a que, en este contexto, el periodismo esté al servicio de las comunidades locales y evite de dar noticias con tonos agresivos. Lo dijo a la delegación del programa regional de la Radio Televisión Italiana (RAI) con motivo del 40 aniversario del servicio; sostuvo «que no olvida los idiomas y las culturas de las minorías» del país.

«La globalización no es mala en sí misma; al contrario, la tendencia hacia la globalización es buena, porque nos une, puede ayudarnos a ser miembros unos de otros. Lo que puede ser dañino es cómo implementarla».

Francisco afirmó que en estos tiempos, «más que nunca, sentimos la necesidad de que las noticias se comuniquen con integridad, con un lenguaje pacato, para favorecer la reflexión; palabras bien pensadas y claras, que rechacen los tonos agresivos y despectivos».

Por lo tanto, animó a la RAI, la televisión publica italiana, y a sus periodistas a que continúen «contando historias y que den a conocer aquellas realidades genuinas que todavía se encuentran en tantos rincones de Italia».

Reiteró que se trata de «realidades que no se rinden a la indiferencia, que no guardan silencio ante las injusticias, que no persiguen las modas. Hay un mar de bien sumergido que merece ser conocido».

Información local

Por esta razón, afirmó: «Estoy convencido de que la información local no debe considerarse ‘menor’ en comparación con la nacional. De hecho, diría que es la más genuina y auténtica del mundo de los medios de comunicación, ya que no responde a las necesidades de ganancias o de mensajes que se deben comunicar, sino que se les pide que transmita solo la voz de la gente, en todos sus aspectos y en diferentes momentos de la vida social, cultural y espiritual».

La comunicación y el periodismo – señaló- tiene una tarea «igualmente importante para mejorar las realidades y culturas locales, sin las cuales ni siquiera existiría la unidad de la nación». Francisco valorizó el servicio publicó de la información en Italia por su «contribución importante para ayudar al pueblo» a «sentirse como tal, con su idioma y su cultura».

Periódicos regionales

Igualmente, expresó que le gustaría agradecer «a todos los periodistas que trabajan en periódicos regionales, por su compromiso de querer estar en el territorio; me atrevería a decir que comparten la realidad que quieren contar, esas noticias que a menudo, por razones editoriales, no se pueden transmitir para dar lugar a la gran información».

De hecho, en otro momento, afirmó, «si la globalización pretende uniformar a todos, daña la riqueza y la particularidad de cada persona, tiende a uniformar todo y a todos, en lugar de apreciar la diversidad, las peculiaridades, las culturas, las historias y tradiciones».

Globalización y unidad

La globalización puede ser buena, insistió el Papa: «Si, por otro lado, la globalización busca unir a todos respetando a las personas, los grupos sociales, los pueblos en sus riquezas y peculiaridades, entonces esa globalización es buena, porque nos hace crecer juntos».

Entonces, propuso, «la imagen de la esfera y el poliedro: en la esfera todo es igual, uniforme, cada punto es equidistante del centro, no hay diferencias; en cambio en el poliedro hay coherencia pero también hay diversidad, variedad de posiciones».

Poliedro

El Papa ha usado el modelo del poliedro para representar el servicio ofrecido por el programa regional de la Radio Televisión Italiana. De hecho, por su naturaleza, «está llamado a dar voz a la variedad de regiones italianas, especialmente con los noticieros regionales».

Francisco destacó que haya un esfuerzo por valorizar la información que proviene del territorio, regional y local. En este sentido, subrayó, la importante labor de sumergirse «en la realidad cotidiana, local, compuesta de personas, eventos, proyectos, problemas y esperanzas».

Además de «interceptar la misma realidad, poder transmitir a un horizonte más amplio todos aquellos valores que pertenecen a la vida y la historia de las personas; y al mismo tiempo dar voz a la pobreza, a los desafíos, a veces a las emergencias que se encuentran en los territorios, recorriendo las calles, conociendo familias, en el lugar de trabajo. Pero también para dar voz a lugares y testimonios de fe».

Publicado en la edición impresa de El Observador del 22 de septiembre de 2019 No.1263

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