Gaby Jacoba es directora del Festival Internacional de Cine Católico y productora de diferentes proyectos de evangelización a través del cine. Actualmente se encuentra promocionando el filme Ignacio de Loyola por diferentes partes del país y espera que miles de personas conozcan y pongan en práctica el mensaje de este gran santo de la Iglesia
Por Rubicela Muñiz
Gaby, haz sido una fiel promotora de la fe y la cultura a través del cine. ¿Cómo ha sido esta experiencia?
▶ Ha sido un proceso en evolución. Yo, desde hace más o menos 15 años, siento el llamado a la evangelización a través de los medios de comunicación y hace seis fundé «Mensajeros del amor TV», que es un proyecto de evangelización en redes sociales, sobre todo en Facebook.
Después estuve un tiempo de Radio María en Houston y en otros proyectos. Y desde hace como ocho años me buscan para llevar películas católicas a Estados Unidos; exhibimos dos películas (Medjugorje y Fátima) y fue todo un éxito. Entonces, cuando vemos todo este éxito y las ganas de la gente de ver y conocer las historias de nuestra Iglesia, de los santos, de la vida de Jesús, de la vida de la Virgen, pensamos que necesitábamos hacer algo más. Y platicando con diferentes sacerdotes, con diferentes medios, con diferentes amigos que Dios me ha permitido conocer, surge el Festival de Cine Católico como un llamado a ser una plataforma para que el cine católico tenga un lugar donde se pueda mostrar y un proyecto que se pueda expandir.
Y ahora estás en México con una nueva la película, Ignacio de Loyola, ¿por qué debemos verla?
▶ Esta película es espectacular, porque aparte de que es un gran mensaje, de un gran santo, un santo muy querido, un santo que dio mucho a nuestra Santa Iglesia, también es una súper producción con una gran actuación. En cada premier la gente ha salido muy conmovida, muy impactada.
Y es muy importante que la gente vaya a verla porque yo creo que cada historia, de cada santo, de cada película, se va sembrando en los corazones, en las almas y nos deja algo. Siempre hay algo que transforma, que deja pensando, que deja meditando. Es muy importante que vayan al cine con su grupo de oración, con su familia y sobre todo los jóvenes. Es un gran mensaje a través de un medio muy didáctico como lo es el cine.
¿Cómo hacen la selección de la película a exhibir?
▶ No hay mucha producción. Producir una película, aparte de que es muy costoso, lleva tiempo, pueden ser dos o más años. El proyecto de cine católico es algo que apenas está surgiendo. Entonces hay productores en Europa o Latinoamérica, en Estados Unidos, en México y Dios nos va poniendo esas personas, pero nosotros sí tenemos dos filtros, como dos columnas.
La primera y la más importante es la evaluación de la doctrina, o sea, respetamos todo tipo de película, todo tipo de contenido, pero el carisma del Festival de Cine Católico es evangelizar. Tenemos muy claro nuestro camino y nuestra misión. Lo primero que valoramos es la doctrina, que esté perfectamente fundamentada y, lo segundo, una buena calidad de producción, y eso no solo nosotros lo vemos, sino que los cines lo verifican, porque ellos tienen que autorizar para que entre a la cartelera mayor.
El cine de espiritualidad siempre se encuentra con el obstáculo de la poca exhibición, ¿cómo lo han sorteado?
▶ Este es un llamado muy particular que yo siento en mi corazón. Yo creo que quien se dedica a la evangelización es porque de verdad ama a Jesús, ama a la Virgen y yo tengo muy claro que ella lo ha hecho todo. Ha sido todo un proceso. Hay momentos muy complicados de picar piedra, de que no creen en el proyecto; no todo ha sido tan fácil, pero yo me dejo guiar por donde la Virgen nos va abriendo los caminos, por donde nos va llevando y la manera como ella quiere que se haga.
Publicado en la edición impresa de El Observador del 20 de octubre de 2019 No.1267