Por P. Fernando Pascual

En el lenguaje coloquial, una miopía se produce cuando una persona, por ideas o prejuicios, no consigue ver bien las realidades.

Eso se aplica perfectamente a algunos políticos. ¿Cuándo ocurre eso? Cuando, por ejemplo, al ocupar el poder, les resulta casi imposible reconocer los problemas.

Normalmente la causa de esas miopías políticas radica en un razonamiento engañoso: si declaramos que las cosas van mal, nos pueden acusar de ser gobernantes ineficaces.

Así, si aumenta la violencia, se niega la gravedad de los hechos y se indica que se trata de algo coyuntural.

Si suben los precios mientras los salarios siguen congelados, se acusa al mercado y no a la falta de responsabilidad de los mismos políticos en el poder.

Si no nacen hijos, si no se garantiza un reemplazo generacional ni un sano equilibrio demográfico que garantice el pago de las pensiones en el futuro, algunos llegan a decir que eso es superable, incluso un beneficio para evitar el calentamiento global…

La lista de miopías políticas que llevan a graves distorsiones en los análisis puede ser mucho más larga.

Pero la realidad sigue ahí, como un monolito contra el que chocan los gobiernos insensatos, los partidos demagógicos, y todos los que consideran que mirar los males sociales puede llevarles a perder votos.

Esa realidad es la que, día a día, desgasta al trabajador sin contrato justo, al que malvive por tener que pagar alquileres exagerados, y al vecino que tras sufrir varios atracos teme cada vez que sale de casa.

Mientras, los políticos miopes se enfrascan en sus castillos de cristal y buscan, con la propaganda y desde la complicidad de algunos medios «informativos», seguir con el engaño de repetir que todo va bien y de que pronto estaremos mejor…

Frente a no pocas miopías políticas, vale la pena un esfuerzo por tener los ojos abiertos y sanos, por denunciar los graves males que aquejan a muchas sociedades, y por promover a todos aquellos buenos políticos que miren la realidad de frente y busquen, honestamente, promover el bien común.

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