El sábado 23 de noviembre se ha llevado a cabo un magno acontecimiento en el Monumento a Cristo Rey. Además de celebrar el nombramiento de Anacleto González Flores como patrón de los laicos mexicanos, la convocatoria, llamada «Laicos de Brazos Abiertos», ha buscado una profunda reflexión sobre el legado de este beato y su impacto en el momento actual.
Por Antonio Maza Pereda
Hace ya algunas semanas, en estas páginas comentamos el nombramiento del beato Anacleto González Flores como patrono de los laicos mexicanos. Un nombramiento que no ha tenido el impacto que podría esperarse, dado que estamos a 92 años de la muerte del que, con cariño, llamaban «el maestro Cleto», lo cual hace que muchos católicos sepan poco de él.
En un acto de Signis Talks, transmitido por muchos medios católicos el pasado ocho de noviembre y con un alcance directo de 13 mil personas, el señor obispo don Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, presidente de la Dimensión Episcopal de Laicos (DELAI), comentó ampliamente lo programado para el 23 de noviembre, denominado «Laicos de Brazos Abiertos», a fin de celebrar el nombramiento de Anacleto como santo patrón de los laicos mexicanos. Esto ha tenido lugar este fin de semana en el Parque Bicentenario, en el Santuario de Cristo Rey de Silao, Guanajuato, un lugar particularmente relevante en la lucha por la libertad religiosa, que derivó en la guerra cristera y que es visitado por católicos de todo el país en distintas épocas del año, pero sobre todo en torno al domingo de Cristo Rey.
El propio monseñor Aguilar Ledesma ha explicado la historia del acontecimiento del 23 de noviembre de 2019, sus objetivos y su contenido. Pero probablemente lo más relevante para un laico católico tiene que ver con la visión y la orientación de la Dimensión Episcopal de Laicos (DELAI). Esta orientación está fuertemente influida por los conceptos del propio beato Anacleto. Maestro, filósofo, activista, comunicador, organizador y, como muchos le dijeron, «el Gandhi mexicano». Uno de los líderes católicos que vivieron la gesta de la Cristiada, una lucha por la libertad y por la fe, de las cuales fue mártir el propio «maestro Cleto».
Obviamente, una de las tareas que emanan de este nombramiento es dar a conocer de una manera más amplia la vida y la obra del patrono de los laicos.
Empezando por la publicación de su vida y obra, en una síntesis extraordinariamente bien lograda por Jean Meyer, sin duda el historiador más destacado en este tema y que se está divulgando con ocasión de este magno evento. Claramente, de ahí habrá que seguir una labor más amplia de divulgación.
Pero no basta; conocer y celebrar la vida de obra de Anacleto no es suficiente: es necesario que sea un ejemplo para la acción de los laicos católicos mexicanos.
Don Victor hizo especial énfasis en la labor organizativa de Anacleto. Un tema que no se ha logrado consolidar del todo entre los laicos mexicanos. Seguimos actuando bastante descoordinados, si bien ya se están dando pasos muy sólidos para remediar esta dificultad, como son los ejemplos de los grupos Unión de Voluntades y Juntos por México. Pero hace falta más: hay que evitar la privatización de la fe, no recluirla en las paredes del templo sin que tenga una influencia en las estructuras de la sociedad, comentó el Presidente de la DELAI.
Esta dimensión episcopal, uno de los organismos creados por la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM), tiene por encargo coordinar la pastoral de los seglares, los apostolados, movimientos, asociaciones e instituciones, así como los diversos carismas de los mismos.
Además de estos temas, que han formado parte que lo que se ha llamado anteriormente la colaboración de los laicos en el apostolado jerárquico, esta Dimensión incluye otros enfoques. El tradicional enfoque social, orientando las obras de caridad, la catequesis y también el trabajo con matrimonios y familias, incluye ahora un mayor énfasis en el enfoque carismático, orientado a la oración de los muchos grupos seglares que han estado laborando en este campo. El ora et labora típico de la labor de la Iglesia. Y, también, un mayor acento en la labor con la cultura, en los medios de comunicación, empresarios, emprendedores, y pensadores católicos. Eso, que nunca ha estado alejado de la labor del episcopado, se está planteando con mayor fuerza. Todo ello sin olvidar la labor humilde y callada de los millones de seglares que, en su lugar de trabajo, en su familia, en sus barrios y en su vida diaria, dan testimonio de su fe.
El acto de que hablamos no ha sido sólo un acto devocional y piadoso. Es un llamado a la acción, para mover corazones y voluntades. Contemplar para trasmitir. Inspirarse en nuestros patronos para defender a un pueblo, no a un conjunto de ideas sino a gente de carne y hueso, como afirma don Victor Aguilar.
Una vez más lo animo, estimado lector, para escuchar la información completa sobre este acontecimiento en la liga que le agrego al final de este artículo. El espacio que le he dedicado sólo permite hacer una síntesis necesariamente insuficiente. El contenido de la alocución del señor obispo don Víctor Alejandro tiene un alcance mucho más profundo que vale la pena conocer ampliamente. Y, como el mismo don Víctor ha dicho, no quedarse meramente con el conocimiento; hay que encontrar maneras de vivir y aplicar los conceptos de nuestro patrono de los laicos al momento actual de nuestro país y de nuestra Iglesia que peregrina en México.
Para saber más, consulte:
TEMA DE LA SEMANA: EL FIN DEL CALENDARIO LITÚRGICO: CRISTO REY
Publicado en la edición impresa de El Observador del 24 de noviembre de 2019 No.1272