La actualidad nos pide con urgencia acercarnos a los alejados

Por Xiskya Valladares

Si analizamos las publicaciones de los instagrammers más influyentes veremos ante todo fotos de sí mismos, en su vida cotidiana, y con un estilo muy similar: muestran una vida fácil, cómoda, pero sobre todo feliz. ¿Será esa la aspiración de nuestros jóvenes y por eso les copian? No sería extraño.

Si vamos, en cambio, al mundo católico, encontramos unos perfiles muy diferentes. Casi todos dedicados a frases bonitas, reflexiones, o catequesis. Algunos ejemplos son The Fishermen (@thefishermen.es), Arguments (@arguments_catequesis), Blessings (@blessings.es), Have a god time (@have_a_god_time), cuyo público objetivo parecen ser las personas ya convertidas.

Al igual que en las parroquias, también en las redes sociales estamos orientándonos más a la catequesis (público ya practicante) que a la evangelización (público alejado), cuando la actualidad nos pide con urgencia acercarnos a los alejados. Si nos fijamos en cómo conectan con su público los grandes instagrammers, tendríamos que dejar de lado la falsa humildad que nos impide dar la cara para dar testimonio, que es lo que hoy a nuestros jóvenes más atrae.

Me atrevo a hacer algunas observaciones:

  • La imagen (foto o video) es el rey del contenido en estos momentos. Y más para nuestros jóvenes. De ahí el éxitode
  • Las historias que atraen son las personales, del día a día, el testimonio sencillo.
  • Si no mostramos nuestra cara, no podrán ver nuestra felicidad, ni nuestra donación a los demás.
  • La felicidad es, en definitiva, lo que todo ser humano busca, y no está reñida con el esfuerzo, la entrega, etc. Pero en las redes solo se puede mostrar con la imagen, el texto es solo un apoyo.
  • La Iglesia necesita perfiles dirigidos a los alejados, los católicos practicantes ya tienen sus apoyos.

La atracción de Instagram es evidente: tiene ya mil millones de usuarios en todo el mundo. Entre los jóvenes, mientras los chicos prefieren los videojuegos, las redes enganchan más a las chicas. Muchas de ellas estudian cada gesto, cada filtro, cómo quedar más cool en cada foto.

No es extraño que quieran dar otra imagen ya que a esa edad normalmente no se gustan; el problema es cuando confunden ambos mundos. Es aquí en donde el testimonio se debe hacer presente.

Publicado en la edición impresa de El Observador del 22 de diciembre de 2019 No.1276

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