Xiskya Valladares, religiosa de Pureza de María, filóloga, periodista, doctora en Comunicación y co-fundadora de la asociación para la evangelización en Internet, iMisión, conversó con El Observador sobre el más reciente mensaje del Papa Francisco para la 57 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales: “hablar con el corazón”, que nos invita a generar una comunicación abierta y acogedora.

Por Rubicela Muñiz

Después de la invitación en 2022 a “escuchar con el oído del corazón”, el mensaje para 57 Jornada de las Comunicaciones Sociales 2023 propone “hablar con el corazón”, hacerlo desde la esperanza, utilizando la comunicación como un puente y no como un muro, ¿cuál es el mayor obstáculo para atender este llamado?

▶ Yo creo que el primer obstáculo es cuando queremos hacerlo teniendo siempre la razón y no abriéndonos a lo que el otro nos puede aportar. Sobre todo, me viene a la memoria gente de Iglesia que va como corrigiendo siempre a los demás, y además los corrige sin cariño y sin caridad y, entonces, hieren y hacen daño.

Cuando el Papa invita a hablar con el corazón, creo que es abrir un hueco en el corazón para estar seguros de que lo que vamos a decir no va a lastimar. Y si yo lo hago desde mi perspectiva, de que tengo la razón, eso no es posible, porque lo que voy a intentar siempre va ser imponerlo.

El segundo obstáculo creo que es el de la ideología, es decir, convertir el Evangelio en una ideología cuando el Evangelio no es una ideología, el Evangelio es una buena noticia. Entonces, si lo convierto en una ideología vuelvo a imponer al otro y, al precio que sea, lo que yo creo.

Esto no solo se da en la vida cotidiana, sino que dentro de la vida eclesial también existe esta polarización y estos debates exasperados, ¿usted ha sido testigo de ello?

▶ Sí, muchísimo. Hay medios de comunicación católicos que además lo fomentan y que sacan de un debate de ese estilo en las redes y luego lo convierten en noticia y eso hace un doble daño porque no solamente es el daño de lo que te están diciendo. A mí me han dicho de todo, que soy hereje o que tengo al demonio.

No solo es el daño de la gente que es supuestamente anónimo, que no lo es tanto, sino que después eso se traslada a la portada de un medio de comunicación.

Otra de las invitaciones de Francisco es a no comunicar de manera hostil, sino a fomentar una comunicación abierta al diálogo para un desarme integral y no bélico, ¿en qué contextos, en qué ambientes se genera con mayor frecuencia lo hostil, lo bélico?

▶ Sobre todo se generan en Twitter, yo no estoy tanto en Facebook, pero en Twitter es mucho. Quizá el algoritmo de Twitter lo favorece. Estamos de acuerdo mucha gente, de que Twitter se ha vuelto una red social bastante tóxica y que parece que si uno no discute acaloradamente no lo está haciendo bien y eso es totalmente falso. Porque en vez de construir, en vez de tender puentes, lo que se está haciendo es levantar muros cada vez más grandes, dañando la Iglesia y su imagen ante la sociedad. Porque eso lo ven luego todas las personas que no creen y les das la razón.

La misión de este mensaje es construir un futuro más justo, más fraterno, más humano, ¿por dónde comenzamos a construir esto?

▶ Yo creo que, creando auténticos diálogos, no monólogos paralelos, sino diálogos para poder entendernos. En el inicio de un diálogo, cuando quieres entenderte con las personas, tienes que buscar aquellos puntos en los que somos afines, aquello con lo que coincidimos para después poder crear vínculos y, ya así, podemos debatir cosas en las que no estamos de acuerdo porque, ya así, lo hacemos desde el cariño o desde el respeto, por lo menos.

Pero cuando esta gente ataca suele decirte que cumplen el mensaje de Jesús de corregir al hermano, pero antes de invitarnos Jesús a corregir al hermano, nos invita a ser todos uno, al amor y a la unidad, y luego también a dejar la ofrenda sobre el altar si tenemos algo contra el hermano. Porque muchas veces parece que vamos predispuestos hacia esa persona porque un día dijo algo y ya todo lo que dice parece que está mal y no es así.

Otro de los temas en los que ha insistido Francisco es en detener la propagación de las fake news, ¿a mayor presencia de redes, mayor distorsión de la verdad?

▶ Por un lado creo que es más fácil darse cuenta de qué es una noticia falsa porque hay medios más desarrollados. Pero por otro lado veo que la gente, a lo mejor de 40 para arriba, no está al día en cómo averiguar una noticia falsa. Entonces falta formación, pero la gente más joven sí se da cuenta cuando es una noticia falsa.

Ahora, es cierto que, con los nuevos programas de inteligencia artificial, como por ejemplo Synthesia, es más difícil porque es una persona la que aparentemente está diciendo algo, y ese algo tiene una voz humana y tiene unos movimientos humanos y es simplemente una inteligencia artificial y eso creo que va dificultar más la detección de noticias falsas.

La religiosa apasionada del periodismo, de la fotografía y la comunicación digital, lleva años evangelizando en las redes sociales, en donde percibe la necesidad de diálogo por parte de aquellos que están cercanos a la Iglesia, pero sobre todo de aquellos que están alejados. Tender puentes no ha sido sencillo, pues ha tenido que enfrentar desde las fake news (noticias falsas) hasta una Iglesia encerrada.

Y luego están los programas de audio. Hay uno, que no voy a decir cuál es porque tampoco quiero fomentarlo, pero hay un programa al que tú le hablas tres segundos y después de hablarle tres segundos registra tu voz de manera que, si tú le escribes cualquier cosa, él la va a decir con tu tono de voz y con tu modo de hablar. Y eso es peligroso porque le podemos hacer decir al Papa Francisco algo que no ha dicho, o a cualquier persona.

¿Cuáles son los esfuerzos que hacen día a día los comunicadores católicos

para difundir la verdad?

▶ Yo siempre digo “esto es un bulo o esto es una fake news”. Hay que denunciar lo que es fake news y decirlo. Sobre todo, suelen llegar por WhatsApp muchísimas veces y hay muchos bulos sobre el Papa Francisco, frases, incluso bonitas, pero que él no las ha dicho.

Entonces, no le hacemos un favor, le estamos haciendo daño porque no es su estilo de comunicación y, además, no lo ha dicho. Yo creo que hay que formar mucho a la gente para que no se crea todo a la primera, que al menos lo ponga en duda. Esa tarea periodística de confrontar las fuentes, de confrontar la información que llega con otros medios.

Cuando algo no está en un medio oficial o en un medio serio, eso, muy probablemente puede ser bulo. Además, tienen la característica de que son muy sorprendentes y que por eso circulan y con mucha facilidad se vuelven virales.

¿Le ha tocado que sus mensajes o el contenido que genera sean distorsionados o sacados de contexto?

▶ Sí. La última vez que me pasó esto quisieron hacer ver que yo había dicho que la misa no era un sacramento y que no era el sacrificio de Cristo, cuando en realidad yo estaba poniendo el acento en otro aspecto de la misa y no estaba excluyendo que también fuera un sacrificio de Cristo.

¿Cuál sería el antídoto contra este virus de la falsedad?

▶ Creo que siempre publicar cosas verdaderas, denunciar lo que es falso y corregir al que te está mandando un mensaje viral falso. Vivir en la verdad, yo creo que el antídoto es buscar y vivir en la verdad siempre, pero haciéndolo de manera práctica y concreta.

¿Las fake news también pueden afectar a las personas a un grado que no imaginamos?

▶ Sí. Podemos destruir a la persona psicológica y moralmente, y no recuperarla.

¿Cuál es su misión más importante como evangelizadora digital?

▶ Mi misión la considero orientada hacia las personas más alejadas de la Iglesia. Y también entre ellos destruir los prejuicios que tienen, porque tienen muchos. Entonces, destruyéndolos no con argumentos, sino con actitudes, porque al principio las personas no entienden de argumentos, es más emoción. Ver que les aceptas tal como son, ver que te acercas, ver que estás ahí para resolver todas sus dudas, para ayudarles. Y cuando ellos ya ven eso, entonces ya puedes hablar con ellos con argumentos.

¿Cómo ha sido su experiencia dentro de las redes sociales en donde se mantiene muy activa?

▶ Muy positiva, sobre todo en TikTok donde ya casi son 700 mil personas las que me siguen. Ahí especialmente ha sido muy positiva porque no tengo tanto hater y la gente se abre mucho.

Luego de TikTok pasan a hablarme por privado a través de Instagram. Entonces, ha habido mucha gente que se ha vuelto a la Iglesia otra vez, bastante, conozco muchos casos. Incluso personas que han querido bautizarse y que no estaban bautizadas. Este año pasado ha habido cuatro casos.

Y la confianza que la gente luego tiene es bastante sorprendente para mí porque yo no me imaginaba esta reacción. Yo, lejos de pensar que la gente iba a tener tanta confianza conmigo y que hay personas que son asiduas, y que te van consultando cosas por privado con relativa frecuencia.

Haciendo un balance de los mensajes que ha dado Francisco para las distintas jornadas de las comunicaciones, ¿Qué nos falta por lograr?

▶ Tenemos mucho por lograr. El primer logro sería unirnos entre los mismos católicos porque estamos demasiados divididos y eso perjudica a la Iglesia y nos perjudica a nosotros que somos Iglesia.

Y luego, me parece que todavía queda un sector en la Iglesia que no ha descubierto la importancia que tienen las redes sociales para ese diálogo con el mundo, para ese diálogo con las personas más alejadas. Hay todavía muchos obispos, muchos curas, gente, incluso laica, que no cree que las redes sociales sean útiles para ese diálogo.

El Papa Francisco nos llama a ser Iglesia en salida y nos dice, además, que prefiere una Iglesia accidentada que una iglesia enferma por estar encerrada. Y eso creo que en las redes sociales es el lugar más idóneo para poderlo conseguir, porque es cuando puedes estar disponible para los demás. Tú tienes que ir a donde ellos están.

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 29 de enero de 2023 No. 1438

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